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La 128° Exposición Rural en Palermo comenzó esta semana con la presencia de los representantes del sector agropecuario y algunos referentes de la oposición. La ausencia de funcionarios de gobierno ya no debería extrañar a nadie porque se repite cada año, pero aun así la insistencia en una actitud tan inexplicable como infantil es blanco de críticas que pretenden despertar la conciencia de las máximas autoridades.

El mismo Luis Miguel Etchevehere reconoció que, como todos los años, fueron invitados todos los miembros del gobierno relacionados con la actividad, pero que su ausencia no sólo pone de manifiesto el distanciamiento que hay entre ambas partes, sino también “una venganza por parte del gobierno que no cesa hasta el día de hoy. No está el SENASA, ni el INTA, ni el Banco Nación, que, lamentablemente, firmó un documento que prohíbe que se les renueve los créditos a los productores de soja”.

Estas demostraciones de desprecio no son nuevas. Ni siquiera las más importantes. Las decisiones como la que tomó la entidad financiera son las que más hieren al campo. También las que expresaron durante la última semana el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, el ministro de Agricultura Carlos Casamiquela y el titular de Economía Axel Kicillof con los representantes tamberos fueron violentas.

En un encuentro entre los funcionarios y productores, Kicillof directamente se negó a dialogar y se explayó en un monólogo de más de media hora basado en datos del INDEC y en el que aseguró que los tamberos no tienen razones para quejarse.

La reunión había sido largamente esperada, pero los productores no tuvieron oportunidad de plantear por qué necesitan cobrar un mínimo de $3,70 por litro de leche. Se los desacreditó con información en la que no cree nadie y se los dejó sin respuestas.

Durante su discurso, Etchevehere señaló: “Entendemos que hay que aprender de los errores cometidos y cuando esto se comprueba hay que cambiar las políticas, si es que no nos queremos transformar en necios”. A todas luces, ésta no es una preocupación del gobierno. Las señales de una inminente crisis son claras: bajó el consumo interno de carne y lácteos per cápita y la soja no podrá salvarnos. La supercosecha de otros países como Estados Unidos empuja hacia abajo el precio y con él el ingreso de divisas y retenciones.

Al gobierno no le interesa otra cosa más que imponer su punto de vista. Ni aprender de los errores, ni corregirlos ni admitirlos. Por el receso escolar la Rural recibirá a muchos chicos, pero no al gobierno. Su comportamiento pueril no se toma vacaciones.