Según sugieren los índices de homicidios a nivel regional, la República Argentina es de los países más “seguros” de América Latina, junto a Chile y Uruguay. Sin embargo, determinadas ciudades en nuestro país presentan estándares de homicidios que las acercan a registros endémicos de violencia, los cuales definen a la región entre las más inseguras del mundo. Ello es lo que ocurre no sólo en Rosario, jaqueada por el accionar del narcotráfico, sino también en muchas áreas metropolitanas del país, incluida Buenos Aires, que para el año 2030 la revista The Economist proyecta que estará entre las 41 aglomeraciones más pobladas del mudo.
En este contexto, hay que entender que la criminalidad y la violencia que afectan la seguridad cotidiana están asociadas al funcionamiento de los principales entornos urbanos, requiriendo respuestas focalizadas, en el marco de una visión estratégica a nivel nacional. Robert Muggah, del Instituto Igarapé en Brasil, denomina “Ciudades Frágiles”, a aquellas unidades metropolitanas que, producto de un crecimiento urbano descontrolado, se han convertido en fuente de inestabilidad, conflictividad y rebelión urbana. En definitiva, se trata de aquellas mega ciudades que no han podido acompañar su acelerado crecimiento poblacional con desarrollo y respuestas estatales.
Frente a esta dinámica desafiante del delito urbano, de la cual nuestro país no está exento, resulta oportuno enumerar las líneas de acción que Muggah propone para evitar que estas “ciudades frágiles” se conviertan en ciudades fallidas: poner énfasis en las áreas y personas problemáticas; invertir en espacios públicos comunes; utilizar la tecnología y la innovación al servicio de la seguridad; promover la cooperación entre mega-ciudades con desafíos comunes; y debatir sobre lo que funciona y lo que no funciona para promover ciudades saludables.
En consecuencia, es importante entender que el abordaje de la seguridad debe comprometer acciones focalizadas, no sólo en materia de control y sanción del delito (Policía y Justicia), sino también de prevención social y situacional, vis a vis de una maximización del uso de la información. Este es parte del gran desafío que tenemos en la Argentina, para poder instalarlo en la agenda política y materializarlo institucionalmente. De cara a las elecciones presidenciales, es que resulta fundamental que quienes tengan voluntad de gobernar el país a partir de diciembre, presenten en sociedad su visión estratégica sobre un tema de atención prioritaria en nuestra sociedad como la inseguridad, que requiere de abordajes integrales y profesionales, acorde con los enfoques modernos de gestión del delito y la violencia en el mundo.