La búsqueda del calamar perdido
Gerardo Gallo Candolo
Ing. Agrónomo y periodista agropecuario.
El
lamentable episodio de la pérdida de nuestro submarino ARA San Juan ocurrido en
el límite de nuestro Mar Argentino, puso en evidencia un tema pocas veces
conocido por la opinión pública: la pesca ilegal en nuestra plataforma
continental de cientos de barcos extranjeros, la mayoría de ellos chinos que
capturan principalmente calamares (buques poteros), poniendo de manifiesto la importancia de
nuestros recursos pesqueros y nos alertan sobre la potencialidad de la Argentina
para exportar frutos del mar, dejando en evidencia la debilidad de contar con
escasos recursos para proteger nuestro territorio.
La pesca del calamar (Illex argentinus)
se hace primordialmente con buques especializados que mediante un sistema
automático sólo extrae selectivamente este molusco sin alterar el equilibrio
de otras especies del mar. Regularmente, el Instituto Nacional de Investigación
y Desarrollo Pesquero (INIDEP) efectúa estudios sobre la dinámica de la población
de calamar: su inventario, desarrollo de la biomasa etc., asesorando
científicamente al Consejo Federal Pesquero que establece la captura máxima
permisible para esta y otras especies, teniendo en cuenta la sustentabilidad
de los recursos.
Consultando fuentes de la Subsecretaría
de Pesca y Acuicultura, dependiente del Ministerio de Agroindustria de la
Nación, actualmente hay unos 60 buques registrados con autorización para la
pesca del calamar en la ZEE (Zona Económica Exclusiva) de 200 millas, donde
este molusco normalmente se desarrolla, aunque en los últimos años esta especie
se desplaza temporariamente por fuera de ese límite. Esa cifra de buques de
bandera argentina autorizados contrasta con los 500 buques poteros extranjeros
que operan alrededor de las 200 millas y penetran ilegalmente en aguas
nacionales en busca de esta especie tan valiosa.
El empresario pesquero Guillermo de los
Santos, quien presidió durante seis años la Asociación de Armadores de Poteros
Argentinos, CAPA, explicó la forma de operar de estos buques: entran en grupos
a la ZEE y alertados ante la presencia de algún Guardacostas o avión de
Prefectura escapan a aguas internacionales. En caso de riesgo de captura, se
ha observado que, a veces, prefieren hundir el barco porque las multas son
superiores en muchos casos al valor de la embarcación. Los poteros tienen una
tripulación cercana a los 30 hombres y en el episodio de marzo del año pasado
donde Prefectura hundió al potero chino “Lu Yuan Yu 10”, solo se entregaron
cuatro personas incluido el capitán, eso indica la huida a nado a otras dos
embarcaciones cercanas del resto de la tripulación.
La mayoría de estos barcos son
originarios de Asia, principalmente China, pero hay también de Taiwán, Corea,
Vietnam, y son frecuentes los de bandera española.
Los pesqueros ilegales
Estas capturas ilegales atentan contra
las nacionales en varios sentidos: un efecto depredador en nuestro mar, ya que
no se controla sus capturas y muchas veces lo hacen fuera del calendario permitido
por las autoridades nacionales; tampoco pagan impuestos ni cumplen con las
obligaciones patronales como lo hacen los 60 buques argentinos. La mayoría de
las tripulaciones son de origen asiático y las condiciones de trabajo muchas
veces rozan la esclavitud, y lo hacen en jurisdicción nacional sin que podamos
ejercer nuestras leyes tributarias ni gremiales.
Es importante notar la diferencia entre
la realidad argentina y los permisos que otorgan las autoridades establecidas
en Malvinas respecto a la pesca del calamar y otras especies: desde las Islas
usurpadas dan licencias tarifadas sin control científico sobre el recurso,
mientras que nuestro país registra buques, que operan en los períodos autorizados
de pesca declarando los kilos capturados por especies. Cancillería debería
tomar nota también que muchos de estos buques, con licencia de Malvinas y los
que operan en el límite de las 200 millas, son reabastecidos logísticamente desde
el puerto de Montevideo.
Otra cuestión que debe registrar nuestro
servicio exterior es que China, además de subsidiar a sus pesqueros, tiene
proyectado tener puerto propio en Montevideo: muelle, talleres de reparación,
almacén de aprovisionamiento, combustible; como así también descarga de sus
capturas y carga a buques factoría para llevar a Asia productos ya procesados.
Este último lo hacen hoy en altamar. Todo esto lo sabe en nuestro socio del
Mercosur, y allí se afirma que el proyecto está muy avanzado sin tener respuesta
de nuestro país. La empresa china responsable de esta inversión es ShanDong
BaoMa Grupo de Pesquerías, y su ubicación sería en el puerto montevideano Puntas
de Sayago.
Actualmente Prefectura sólo cuenta con
un avión apto para el patrullaje a esa distancia de la costa y sólo cinco
buques patrulleros de altura. Recursos escasos para controlar nuestra
extendida ZEE, más todavía pensando que la hora de vuelo o de patrullaje de
alta mar son miles de dólares de costo. Urge que las nuevas tecnologías como
drones artillados, con la precisión suficiente para inutilizar el timón de una
embarcación ilegal, se tengan en cuenta para cumplir los objetivos de
control. Las capturas y decomisos de mercaderías tendrían que aportar más
recursos para mejorar y equipar a la Prefectura Naval Argentina para sus
patrullajes de alta mar.
En el 2014 se apresaron 3 embarcaciones
chinas y una española; en 2015 fueron todas chinas, pero el actual guardacostas
GC 185“PR Correa Falcón”, fue anteriormente un potero ilegal de bandera
coreana apresado en abril de 2010, cuyo propietario lo abandonó para no pagar
las multas pertinentes, derechos de permanencia en puerto etc. y el estado
argentino, previo paso por el astillero Tandanor, lo transformó en el actual
buque Guardacostas.
En caso de ser apresado la multa actual
tiene un valor máximo de 10 millones de pesos, se decomisa la mercadería para
rematarla y una parte va a instituciones de beneficencia, pero mientras se
cursa el proceso legal los propietarios del buque debe pagar la estadía portuaria
y los gastos de mantenimiento de la tripulación apresada y los jurídicos.
La potencialidad del mar argentino
Cuando se menciona a nuestro país como
productor de alimentos; y se dice que son suficientes para abastecer a 450
millones de personas, se hace mención a los frutos producidos que aportan las
calorías necesarias para esa importante proporción del planeta en forma satisfactoria.
A ese cálculo se arriba con la producción de unas 30 millones de hectáreas de
cultivos extensivos y el de las economías regionales, pero se olvidan de los
recursos de otras 480 millones de hectáreas, las del Mar Argentino, que en 2016
fue ampliada de 200 a 350 millas por resolución de la ONU, aunque esta
resolución no cambiaría la situación de especies no sedentarias como el calamar,
solo para aquellas que van por el suelo marítimo como centolla, vieyra y
también para los recursos minerales.
El año 2014 se exportó calamar por un
valor de 164,7 millones de dólares, en 2015 104.5 y en 2016 por 96.7. En los
primeros cuatro meses de este año se exportó por un valor de 135.5 millones de
dólares. Algunas preguntas que deberíamos hacernos los argentinos: ¿en cuánto
se podría ampliar esa cifra si Argentina tuviese un eficiente control sobre su
extenso mar? ¿Cuantas fuentes de trabajo y generación de divisas sumaríamos?
¿En cuánto se regeneraría nuestra riqueza ictícola con una pesca sostenible,
controlada por un Estado soberano?
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