Un tibio 2017 y una nueva esperanza llamada 2018
Rogelio López Guillemain

Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes, Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes (reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra historia" por radio sucesos, Córdoba.



“La esperanza es lo último que se pierde” y como creo y deseo fervientemente que se termine de una vez y para siempre el “Imperio de la Decadencia Argentina”, me niego a resignarme y entregar sin más mi patria, mi vida y la de mis hijos, a los parásitos que impune y pornográficamente nos roban el presente y pretenden robarnos el futuro.
Por eso escribo, escribo y escribo.  Porque sólo el despertar de nuestra conciencia nos permitirá comprender que, para resolver nuestros males no alcanza con trabajar y ser buenas personas; es IMPRESCINDIBLE que seamos BUENOS CIUDADANOS y nos pongamos de una vez, los pantalones largos del deber cívico.  “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Cuando Pandora abrió la Caja, salieron de la todos los males que azotan la tierra; asustada la cerró rápidamente y lo único que logró contener dentro fue la esperanza, de allí la frase.  Hace casi un siglo, se abrió la Caja de Pandora del Populismo en Argentina.
Hemos recorrido un 2017 en el que primó el “ni”; si uno separa los hechos desgraciados y fortuitos, como el caso Maldonado o el Ara San Juan; o los coyunturales como las elecciones; nos quedaremos con “un montón de nada”, otro año perdido en ser “políticamente correcto” y no hacer lo que hay que hacer.
Es cierto que hubo un sinfín de detenciones de personajes acusados de corrupción, pero sólo eso; prisiones preventivas que se agotan en sí mismas, sin avances significativos en los juicios; expresiones de un Poder Judicial cobarde, inútil y patético, un Poder Judicial que parece estar más cerca de ser cómplice del cinismo y la indecencia, que de ser la reserva moral de la patria.
Hace un año, intuyendo la tibieza del 2017 escribí: “Cambiemos está preocupado (y es razonable) por lo que pueda suceder en las próximas elecciones.  Las modificaciones estructurales que se deben realizar en el estado, significan un costo político muy difícil de asumir”.
Lo cierto es que el gobierno no quiso, no supo o no se atrevió a iniciar los cambios imprescindibles para enderezar el rumbo de nuestra Argentina, Argentina que se dirige a mediano plazo, de nuevo a una crisis; y la “buena onda” no va evitar ese destino.  Como decía Ayn Rand “se puede negar la realidad, pero no se puede negar las consecuencias de negar la realidad” y la realidad es que, hasta ahora, medidas de fondo tomadas por el gobierno, cero.
Los ciudadanos de a pie reclaman cosas muy concretas:
            1° Seguridad en las calles: los delincuentes tras las rejas, simple.
            2° Derecho al trabajo y al libre tránsito: o sea, basta de piquetes, basta de trabas burocráticas y costos laborales esclavizantes para los que trabajan y producen.
            3° Menos impuestos: eso SOLO SE LOGRA bajando el gasto del estado, y el gasto del estado se baja, cerrando reparticiones inútiles, terminando con el obsceno despilfarro de los políticos y echando a los miles de ñoquis que nos chupan la sangre.
            4° Juicio político exprés a políticos y jueces: somos todos iguales ante la ley, es hora de que esa frase sea cierta.
            5° Menos paternalismo, más responsabilidad: Basta de paternidad y maternidad irresponsable; la asistencia debe ser una excepción y no la regla.  Pagar por tener “más hijos” no sólo no ayuda sino que empeora las cosas.  También liberar la elección del sindicato o la obra social a la que se quiere pertenecer y la forma en que cada quien quiere “armar” su jubilación, no necesitamos que un político sabelotodo nos diga cómo manejar nuestra vida.
            6° Libertad educativa: terminar con los programas educativos rígidos y absurdos de algún ministro de educación iluminado y trasnochado que se siente dueño de la verdad revelada; dejar que el poder de la innovación y la evolución llegue a los estudiantes libremente.
Pocos temas, pocas cosas que hacer.  El mayor problema que tenemos con los gobernantes, es que están convencidos que tienen muchas cosas que programar y organizar.  Lo único que se necesita del estado, es que asegure la vida, la libertad y la propiedad de las personas y que deje de meterse en nuestras vidas.  Cuando el político quiere transformarse en el dios todopoderoso que reparte bienestar y felicidad para todos, lo único que consigue, es generar desastres.
En aquel artículo que evoque antes concluí: “El cambio más importante es moral y cultural, pero el cambio que más impacta en la gente (y que “voltea” gobiernos) es el económico.  Si Macri no quiere seguir “armándose una auto bomba” que le puede explotar dentro de un tiempo, debe realizar cambios concretos (aunque sean pequeños y simbólicos) que muestren un nuevo rumbo”.
2018, un nuevo año, una nueva oportunidad, no las sigamos derrochando. 
 
 

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