¿Una intervención militar en Venezuela?
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
Uno de los intelectuales más prominentes de Venezuela, el
profesor de economía de Harvard Ricardo Hausmann, acaba de publicar un artículo
que está dando mucho que hablar: pide una intervención militar de Estados
Unidos y otros países como la única forma de poner fin a la crisis humanitaria
de Venezuela.
En su artículo sindicado del 2 de enero, titulado "El
día D para Venezuela", Hausmann propone que la Asamblea Nacional de
Venezuela, de mayoría opositora, le haga un juicio político al dictador Nicolás
Maduro y designe un nuevo gobierno constitucional, que a su vez podría
solicitar ayuda militar de otros países para hacer cumplir la ley.
Hausmann argumenta que Maduro ha cerrado todas las vías
pacíficas para una solución negociada al drama de Venezuela. Una coalición
militar internacional de países dispuestos a apoyar un nuevo gobierno designado
por la Asamblea Nacional democráticamente electa en 2015 sería legítima y
tendría muchos precedentes históricos, dice.
El propio héroe de la independencia de Venezuela, Simón
Bolívar, ganó el título de Libertador de Venezuela gracias a una invasión de
1814 organizada y financiada por la vecina Nueva Granada (actual Colombia),
argumenta Hausmann. Y Francia, Bélgica y los Países Bajos se liberaron de
regímenes opresivos gracias a las acciones militares internacionales en la
Segunda Guerra Mundial, agrega.
Hausmann, que dirige el Centro para el Desarrollo Internacional
de Harvard, dice que las actuales conversaciones para lograr una solución
electoral a la crisis humanitaria de Venezuela no van a llegar a ninguna parte.
Maduro ha torpedeado esas conversaciones una y otra vez.
Desde julio, Maduro ha nombrado una Asamblea Constituyente inconstitucional
para volver a redactar la Constitución y reemplazar los principales poderes de
la Asamblea Nacional, ha prohibido que los principales partidos opositores
puedan presentar candidatos presidenciales y ha hecho fraude en las últimas
tres elecciones municipales y regionales.
Además, Hausmann argumenta que las sanciones financieras y
de visas implementadas por el gobierno de Trump contra docenas de altos
funcionarios venezolanos no serán suficientes para derrocar al régimen, ni
tampoco habrá un golpe de estado. Los altos oficiales militares están demasiado
involucrados en la corrupción como para querer cambiar el gobierno, dice.
Después de leer su artículo, llamé a Hausmann y le pregunté
si realmente cree que existe la menor posibilidad de que Estados Unidos y
algunos países latinoamericanos apoyen su propuesta de una acción militar.
Uno de los principios más arraigados de la política
exterior latinoamericana después de las invasiones de Estados Unidos en los
siglos XIX y XX ha sido la oposición a las intervenciones estadounidenses, le
recordé.
Y en cuanto a Estados Unidos, a pesar de un breve
comentario de Trump en agosto de que no descartaría una “opción militar” en
Venezuela, es muy improbable que el gobierno de Trump considere seriamente
abrir un nuevo frente de conflicto cuando está lidiando con amenazas que
considera mucho mayores en Corea del Norte e Irán. Hasta ahora, Trump ni
siquiera ha puesto en marcha un embargo petrolero contra Venezuela.
Hausmann replicó que las percepciones podrían cambiar. “Los
venezolanos se están muriendo de hambre y de falta de medicinas. La tragedia de
Venezuela es tan grave y se está deteriorando tan rápidamente que la conciencia
de su gravedad está aumentando en todas partes”, me dijo.
Mi opinión: Hausmann tiene razón en que las conversaciones
actuales entre la oposición y la dictadura de Maduro probablemente no tendrán
éxito porque Maduro no permitirá elecciones libres y justas. Y uno podría
argumentar en apoyo de su argumento de que Venezuela ya ha sido invadida por
otro país, Cuba, que en muchos aspectos dirige el régimen de Maduro.
Pero, a juzgar por lo que escucho de diplomáticos
estadounidenses y latinoamericanos, es muy poco probable que la propuesta de
una intervención militar pueda prosperar. Incluso México, Brasil, Argentina y
Perú, los países que han criticado más duramente a Maduro, se opondrían a una
acción armada.
La ruta más factible en este momento es que la comunidad
internacional, en coordinación con la oposición venezolana, aplique nuevas
sanciones diplomáticas y económicas contra la dictadura de Maduro y le exija
que devuelva sus poderes constitucionales a la Asamblea Nacional y restaure el
orden democrático.
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