Señor Trump, ¿así que los inmigrantes ‘infestamos’ a EEUU?
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
Después de los últimos
tuits del presidente Trump, ya no quedan dudas: sus crecientes diatribas contra
los inmigrantes indocumentados no tienen mucho que ver con inmigración, sino
con explotar las ansiedades raciales de gente preocupada por el hecho de que
Estados Unidos está dejando de ser un país de mayoría blanca.
En medio del escándalo
por la política de Trump de separar a los niños inmigrantes de sus padres en la
frontera, el presidente tuiteó el martes que los inmigrantes “infestan” este
país, como si fueran animales portadores de enfermedades infecciosas.
Los historiadores y
lingüistas se apresuraron a recordarnos que, a lo largo de la historia, la
deshumanización de las personas fue el primer paso hacia algunas de las peores
atrocidades de la humanidad.
“Para cualquiera que
esté familiarizado con la historia nazi... y la campaña para pintar a los
judíos como insectos o animales, y ciertamente no humanos, la palabra
‘infestar’ no solo es notable, sino aterradora”, escribió la columnista Aviya
Kushner en el portal de internet judío Forward.com. La literatura nazi a menudo
describía a los judíos como ratas que estaban “infestando” a Europa, agregó.
Trump ha estado
tratando de demonizar a los inmigrantes indocumentados desde el primer día de
su campaña, cuando afirmó falsamente que la mayoría de los inmigrantes
mexicanos son “criminales” y “violadores”.
Así, logró el apoyo de
millones de estadounidenses preocupados por el hecho de que Estados Unidos se
ha vuelto un país más étnicamente diverso, y menos blanco.
Desde entonces, Trump y
su máquina propagandística, Fox News, han escalado gradualmente su retórica
antiinmigrante. Trump no solo apoyó tácitamente a grupos neonazis cuando afirmó
que había “gente muy buena en ambos lados” de un enfrentamiento entre neonazis
y manifestantes antirracistas en Charlottesville, sino que también se refirió a
naciones centroamericanas y africanas como “países de m....”.
Al igual que muchos
demagogos populistas, Trump está tratando de inflamar las pasiones raciales
para energizar a sus bases, y hacer que salgan a votar en las elecciones
legislativas de noviembre. Necesita una base motivada para intimidar a los
republicanos en el Congreso, y evitar que eventualmente voten contra él si hay
un juicio político por los lazos de su campaña con Rusia.
Lo cierto es que,
contrariamente a lo que nos quiere hacer creer Trump, la inmigración ilegal
está en sus niveles más bajos en 10 años, a pesar de un aumento relativo en los
últimos meses.
Las aprehensiones en la
frontera sur de Estados Unidos, que a menudo se utilizan como un medidor de los
flujos de inmigración ilegal, se han desplomado de 1.7 millones en 2000 a
310,000 el año pasado, según la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
Además, la economía de
EEUU ha estado mejorando constantemente desde hace años, y el desempleo ha
alcanzado sus niveles más bajos en la historia reciente. El motivo por el que
Trump arremete contra los inmigrantes es otro.
“Por primera vez en la
historia de los Estados Unidos, los blancos están a punto de perder su
condición de mayoría del país”, escribe la profesora de MIT Amy Chua en el
número actual de la revista Foreign Affairs.
Citando un estudio de
2011 que muestra que más de la mitad de los estadounidenses blancos cree que
los blancos se han convertido en las principales víctimas de la discriminación,
agrega que “cuando los grupos se sienten amenazados, se retiran al tribalismo.
Cierran filas y se vuelven más insulares, más defensivos, más centrados en el
‘nosotros contra ellos’ ”.
Al comienzo del gobierno
de Trump, cuando critiqué sus diatribas contra los inmigrantes, muchos de sus
partidarios me enviaban correos electrónicos diciendo que “no estamos contra la
inmigración, sino contra la inmigración ilegal”. Bueno, ya han dejado de decir
eso. Se han quitado la careta.
Desde entonces, Trump
ha arremetido contra los “soñadores” que llegaron a este país cuando eran
niños, y hasta está considerando propuestas para negar la ciudadanía a algunos
inmigrantes legales.
Ya está claro. Ni el
muro fronterizo ni la separación de niños inmigrantes de sus padres tienen que
ver con un debate sobre inmigración. Se trata, pura y simplemente,
de demagogia racista.
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