Cuando el “marxismo” es más promercado que el conservadurismo
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Empecemos por aclarar dos temas. Primero,
Macri no es “promercado”, por el contrario, está dañando a la actividad privada
y lo dice abiertamente: para bajar la inflación sacrificará el nivel de
actividad. Eso sí, para atraer
"dólares calientes", fogonea el “carry trade” de modo de alimentar
esta bicicleta financiera que han creado.
La Heritage
Foundation -benévola con Macri- en su índice de libertad económica -datos de
2017- ubica al país en el puesto 144 debajo de la comunista Vietnam, Etiopía y
Micronesia, aunque subiendo desde el 169 en la edición del 2016 (datos de 2015).
También el Fraser Institute realizó un ranking similar. Y claramente, las cosas
han desmejorado desde entonces: menos libertad de mercado, entre otras cosas
por aumento de la presión fiscal. Sea como fuere, Argentina es hoy una economía
reprimida, en el fondo de la lista.
Por cierto, el que trabaja es el mercado
porque no tiene otro modo de vivir como el Estado que, con su monopolio de la
violencia, recauda impuestos parasitando en los privados. Entonces, con el
sector privado achicándose y el parásito más grande, Argentina se hunde. Y como
el sector privado no le presta dinero al Estado porque su proyecto es inviable
-análisis de todo prestamista- acudieron al multi estatal FMI.
Ahora, es irracional creer que el
oxígeno del Fondo sirve para ganar tiempo, corregir los errores, y converger
hacia una economía eficiente ya que, si fuera cierto, el mercado le habría
prestado los fondos. O sea, en un círculo vicioso, el FMI financia la actual caída
que, cuanto más tarde en terminar, más duro será el camino.
El segundo
tema es, precisamente, el FMI. Debido a un discurso engañoso y a que es apoyado
por gobiernos “capitalistas”, la opinión pública cree que es un adalid del
mercado cuando es lo contrario. Desde el punto de vista teórico está claro: es
un banco (multi) estatal y, por el principio universal de supervivencia, tiene
una fuerte tendencia a vivir y crecer, es decir, a fortalecer al sector
estatal.
Por si queda alguna duda, basta ver su
trayectoria: siempre promovió el agrandamiento del sector estatal (“para
salvarlo”) a costa del privado, en particular, aumentando impuestos. Por caso,
en Grecia el FMI llevó a cabo tres “rescates” en 2010, 2012 y 2015 generando € 260.000
M de deuda externa (180% del PIB), una caída del 27% del PIB, y con una desocupación
que hoy llega al 20%. Recién en 2017, una vez terminado el plan del Fondo, el
PIB pudo crecer un tímido 1,4%. Privatizaciones no existen ni ninguna
desregulación importante.
El líder de la oposición, Kyriakos
Mitsotakis, de centro derecha, explicaba a El País de Madrid que "han
sobrecargado la economía con impuestos para batir las metas de austeridad que
les fijaban", razón por la que las inversiones externas no vienen y, en
general, la inversión ha caído 60% hasta el nivel crítico del 10% del PIB,
según el Banco de Grecia.
Como “contra plan” miremos a Etiopía que
crece al 10% anual gracias a haber adoptado un “marxismo” como en China que ha
venido creciendo desregulando y privatizando sin “ajuste”. Pocos meses atrás,
la oficialista “Prensa Latina” de Cuba daba cuenta de que “Etiopía ve en la
privatización un alivio para la escasez de divisas… las empresas privatizadas
generarían una gran cantidad de beneficios”, mientras que la derecha en
Argentina vive de prestado -del FMI- y ni habla de vender las incalculables
propiedades que tiene.
Sabiendo ahora donde estamos parados,
vayamos al plan de la burocracia del FMI, un disparate que solo traerá lo que
estamos viendo: fuerte contracción del PIB.
El Presupuesto 2019 esta “dibujado”
porque es altamente incoherente e inconsistente. Prevé una mejora de la
recaudación de 39,5%, cuando la Afip mostró una caída real de 5,6% interanual
en septiembre lo que se agravará -descenso de más del 16% estiman algunos- al
caer la actividad debido a un dólar artificial, unas tasas que son récord
mundial según la BBC y una presión impositiva insostenible y creciente.
Se prevé una inflación de 25% cuando
estamos en más del 45% anual y creciendo, y una caída del PIB de solo el 0,5%
cuando en septiembre cayó 4,2% y empeora y una estimación de los pagos por
deuda estatal que le van a quedar muy desencajados. Si hasta el REM del BCRA
(auténtico ranking de quienes siempre yerran) calcula datos peores que los del
Presupuesto.
Por cierto, la inflación no es un
exceso de moneda en el mercado -como cree el gobierno- y, por tanto, sostener el
crecimiento de la base monetaria en 0% nominal agrava el problema. Dicho rápidamente
pero no por ello menos exacto, la inflación es el exceso de emisión en tiempo
real. Es decir, una vez emitido el exceso -como cuando vencen Lebac- precisamente,
el mercado equilibra automáticamente la situación -por oferta y demanda- bajando
el precio del dinero: provocando inflación.
Una vez provocada la inflación, o sea, una
vez que la oferta y demanda han estabilizado la situación, extraer dinero del
mercado artificialmente, por ejemplo, con tasas altas, solo provocará más
recesión -y, por ende, menos demanda de dinero aumentando el gap con la oferta-
ya que se estarán retirando fondos que irían a la producción.
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