El caso de la dolarización en Ecuador
Jorge Chuya
Egresado de la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Casa Grande (Guayaquil, Ecuador).



“En cierta forma, existe un mercado para las ideas que se expande como una gota en el estanque… Las cosas solo se cambian a través de las ideas”.
Dora de Ampuero[1]

Este año se cumplieron 19 años desde que Ecuador implementó el dólar como su moneda. Tras los difíciles años que vivió este país a principios del 2000, hoy en día, su economía puede confiar en el dólar como pilar fundamental para que los políticos no jueguen con la moneda. No cabe duda de que ésta se ha convertido en una de las políticas más exitosas de la historia ecuatoriana; y, como toda política exitosa, son innumerables las personas que quieren atribuirse el mérito de haberla implementado.
A principios de enero se suscitó una controversia en Twitter a raíz de la publicación de un empresario que afirmaba que los grandes impulsadores de la dolarización fueron académicos y líderes de opinión. Por otra parte, había personas que criticaban esta postura y afirmaban que el mérito se encontraba en Jamil Mahuad, el presidente que firmó el decreto. Luego, existía otro grupo que le otorgaba este honor a Gustavo Noboa, quien fue presidente tras la dimisión de Mahuad y fue quien puso en funcionamiento el decreto que días atrás había firmado el expresidente.
Para 1999, Ecuador se enfrentaba a una crisis económica que dejó sin trabajo y en la pobreza a miles de familias. Esta situación se venía construyendo desde varios años atrás, pero explotó en aquel año. Las circunstancias fueron varias desde el bajo precio del barril del petróleo hasta la afectación del sector agroexportador por las inundaciones que causó el Fenómeno del Niño[2]. No obstante, el gobierno de aquella época agravó la situación al realizar varias intervenciones en el sector financiero. Se creó la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), una entidad que incentivaba la irresponsabilidad bancaria al mandar un mensaje de que si quebraban el Estado iba a estar ahí para devolverles el dinero, se elevaron los impuestos a la circulación de capitales[3]y el banco central se “embarcó en una orgía de emisión monetaria” causando una inflación que alcanzó el 96% en el 2000[4].
Bajo este contexto, el presidente Jamil Mahuad se vio forzado, un 9 de enero del 2000, a dolarizar la economía ecuatoriana. Pero, ¿Cómo se llegó a esta decisión? ¿Quién sugirió dolarizar la economía? La respuesta no corresponde a una sola persona. Durante 1998 y 1999, Joyce de Ginatta, presidenta de la Cámara de la Pequeña Industria, impulsó un movimiento llamado Foro Económico que proponía la dolarización en el Ecuador. En estos foros participaron académicos como Franklin López BuenañoPablo Lucio ParedesCarlos Alberto Montaner Dora de Ampuero[5].
En este punto hay que destacar la participación de Dora de Ampuero y su organización, el Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP). Durante sus años universitarios, Dora conoció a Kurt Schuler, economista estadounidense que junto a Steve Hanke impulsaban la dolarización en varios países como Venezuela, Argentina y Ecuador. Dora invitó a Schuler a Guayaquil para que escribiera textos académicos que respalden la tesis de la dolarización. Posteriormente, Dora invitó al economista venezolano José Luis Cordeiro para que escribiese su libro “La segunda muerte de Bolívar”. A su vez, el IEEP organizó varios seminarios en los que Schuler y Cordeiro explicaban los beneficios de la dolarización, llegando así a más personas[6].
Para finales del 99 y principios del 2000, la crisis económica se agravaba cada día. El presidente Jamil Mahuad, a pesar de ser asesorado por algunos economistas ecuatorianos y por el propio Steve Hanke, se rehusaba a tomar el paso final hacia la dolarización. El sucre se devaluaba a cada hora, no existía más salida. Finalmente, aquel 9 de enero, se firmó el decreto para la dolarización del país.
Como se mencionó al inicio, la dolarización ha sido una de las políticas económicas más exitosas a lo largo de la historia de Ecuador. En aquellos años, Argentina y Venezuela pasaban por una situación similar a la ecuatoriana, pero obtuvieron resultados distintos. ¿Por qué? Son circunstancias diferentes y hay varias razones, pero una de ellas fue que la lucha por las ideas fue más fuerte en Ecuador. Académicos, empresarios, periodistas, políticos e incluso personas ‘comunes’ apoyaban activamente esta idea.
Es cierto, la medida nunca hubiese podido implementarse si el presidente Mahuad no firmaba el decreto. Y, mi tesis no es quitarle relevancia a la toma política de decisiones (aunque se puede discutir que la medida debió tomarse mucho antes); no obstante, sin la lucha de ideas nunca se hubiera llegado al punto de presionar al presidente para que tome la decisión de dolarizar la economía. Los cambios no solo nacen del campo político, sino también del campo social.
¿Por qué las ideas importan?
Las ideas importan porque producen cambios. Cambios que afectan la vida de millones de personas y generan alteraciones al transcurso de la historia. Estas acciones se dan gracias a las personas que continuamente producen demandas que buscan convertirse en decisiones políticas. Estas demandas, aunque parezcan dispersas, suelen girar en torno a una idea en específico y poco a poco ganan en el terreno político. Cuando los legisladores se dan cuenta que el apoyo hacia una idea es fuerte suelen tomar la decisión de convertirse esa idea en un acto político.
La lucha por las ideas puede ser intangible, pero sus resultados sí se pueden visualizar. Éstos se reflejan en la dolarización del Ecuador, por ejemplo. Las organizaciones como el IEEP, el Instituto Cato y demás think tanks, tienen una importancia trascendental para generar cambios en el país. Estas instituciones trabajan cada día para poder hacer de sus países un mejor lugar y por eso es vital apoyarlas. Cuando una o varias personas empiezan a promulgar ideas pronto muchos otros se unirán a ellos. Cambiar a una sociedad depende de nosotros mismos. Una idea tiene la capacidad de cambiar millones de vidas y el transcurso de la historia. Por eso, nunca se debe de dejar de luchar por los ideales. Una pequeña chispa puede generar una gran revolución.
Nota: Este artículo es un extracto del ensayo “¿Por qué las ideas importan?” escrito por el autor para el 10mo Concurso de Caminos de la Libertad para Jóvenes
Referencias:
[1] Extracto de su conferencia en la ‘Primera Cena de la Libertad’ el 9 de septiembre del 2016, Guayaquil - Ecuador
[2] Caicedo, Aparicio & Tanca, Arianna: Noche Larga No Liberal (Ediciones FEL, Guayaquil, 2018), p. 54
[3] Ibid., p. 55
[4] Gabriela Calderón: “El Banco Central y la crisis de 1999”, El Universo, 10 de marzo del 2017.
[5] Joyce de Ginatta: “Carta a la opinión pública”, 15 de enero del 2019. 
[6] Tristana Santos: “¿Quiénes promovieron la dolarización en Ecuador?”, Revista Vistazo, 21 de enero del 2015. 



Publicado en Cato Institute.
 

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