Evitemos un colapso económico de la salud
Santiago Lozano
El autor es abogado y empresario. Ex presidente Juventud UCEDE (1986-1990). Ex vicepresidente Unión de Juventudes Democráticas de Hispanoamérica (1987-1991). Recibió el Premio Defensa de la Libertad de Fundación Atlas en el año 2005.




Mucho se ha hablado de salud economía como dos opciones excluyentes, cuestiones que pudieran separarse, existir la una sin la otra. No hay sistema de salud, no hay salud, ni pública ni privada, sin una economía que la pague.
Algunos creen y expresan que estaríamos ante una situación donde es la salud pública, entendida como estatal, la que ha salvado y salvará mucha gente del Covid 19. Hay mucho para decir sobre las falsedades que ello esconde.

Basta señalar que la “cuarEterna” es resultado de todas las falencias de la “salud estatal” tiene por haber tomado una agenda equivocada hace ya mucho tiempo. Es otra muestra de la mala asignación de recursos por el Estado. Si faltan barbijos, ropas para médicos y enfermeros, camas de terapia en el Estado es porque hace muchos años el Estado paga y ejecuta la agenda de grupos activistas minoritarios, ruidosos.

En el marco del fracaso estatal se inscribió el intento de pretender que el Estado se “apoderase” de las terapias intensivas de la medicina privada. Ellas son más del 70% de las existentes. Mientras nos recitan en forma monocorde el rol del “estado protector, salvador”, lo que vemos es que el peor preparado para atender una emergencia es justamente el Estado y su sistema de salud.

El daño causado por esa agenda minoritaria y muchas veces sectaria ya está hecho. En la medicina privada, tanto prepagas como obras sociales, también hay un daño enorme en los alcances del Plan Medico Obligatorio (PMO) que excede con mucho la protección de los “clientes”.

Impone pagar y ejecutar esa agenda sanitaria de la izquierda y grupos activistas minoritarios. Siempre con el dinero ajeno, el nuestro.
Las medidas del gobierno nacional desde marzo afectan gravemente a todo el sistema de salud privado. Sistema que integran las empresas de medicina prepaga, las obras sociales, seguros de salud, y todos los médicos, odontólogos, farmacias, etc. que trabajan por cuenta propia.

Pasados ya cuatro largos meses debemos pensar y poner en debate ideas para que el sistema de salud privado, que resulta ser el mayor efector nacional, sobreviva y podamos seguir teniendo uno.

Hay que quitar trabas regulatorias y económicas a todo el sistema de salud. Algunas ideas comunes para toda la medicina privada que se deben tomar para ello pueden ser:

-Eliminar todo derecho aduanero a importaciones de equipamiento, e insumos médicos y farmacéuticos.

-Eliminar el IVA a toda cadena de servicios y actividades médicas, y a sus clientes (insumos de todo tipo, incluyendo alquileres de inmuebles destinados a ello, venta de ambulancias, etc).

-Permitir la deducción del 100% de todos los gastos de salud que haga cualquier ciudadano (medicamentos, consultas, tratamientos, prótesis, aportes a obras sociales, cuotas de medicina prepaga, locatarios de consultorios, a locatarios de inmuebles dedicados a servicios y/o comercio médico) del impuesto a las ganancias.

-Derogar el impuesto a las ganancias a todos los trabajadores del sistema de salud (estatal, obras sociales, consultorios privados, farmacias, sanatorios privados, medicina prepaga).

-Eliminación de todo impuesto nacional, provincial y municipal que gravan servicios de medicina, a la salud en general (es decir sobre telefonía, electricidad, gas, etc.).

Las ideas anteriores además para poder aplicarse implicarán una enorme transparencia de contrataciones privadas, tanto de empleo como comerciales. Eso es beneficioso para toda la sociedad.

La existencia de medicina privada es esencial a la salud pública argentina. Entre obras sociales y medicina privada, médicos de todo tipo que atienden en forma privada son por lejos los mayores proveedores de salud a la población. El Estado es el prestador “complementario” y minoritario.

La salud privada es pagada por millones de trabajadores a través de sus aportes a obras sociales, de consultas a médicos privados, y pagos de cuotas de medicina prepaga. Pero el Estado solo permite deducir del impuesto a las ganancias una mínima parte de esos gastos. Ello implica que si una persona puede deducir $1.000 por año, cuando paga un peso más, o decenas de miles de pesos cada uno de esos pesos le costará un 35% como “gasto no deducible”. Es decir que además de pagarnos la salud en forma privada y no usar la estatal, se nos hace pagar por vía de no reconocer el gasto un 35% vía impuesto a las ganancias (que debería ser llamado impuesto al ingreso, ya que el Estado solo permite deducir unos gastos mínimos, lo que lleva a que la alícuota real sea muchísimo más alta que la nominal del 35%, hay muchos casos donde puede superar el 50%).

Estas propuestas pueden parecer que tendrán un “costo fiscal”, pero eso es mal entender como funciona la economía. Tal vez haya alguna baja de recaudación directa, pero todos los trabajadores, profesionales y empresas del sistema de salud seguirán gastando en su vida privada, y eso genera actividad económica. Si llegaran a quebrar no solo se perderá esa recaudación, sino que aumentará el gasto público.
Es tiempo que entendamos todos que salud pública es más que el sistema estatal. El mayor sector de la salud (el privado) está afectado por la imposición de servicios y gastos “suntuarios” vía muchos del PMO (plan médico obligatorio) más un sistema tributario que castiga todo gasto privado en salud.

Todos los contribuyentes, trabajadores, ciudadanos que pagamos servicios de salud privados estamos afectados. Más grave aún, están comprometidos los médicos, y profesionales que nos atienden, las obras sociales y empresas de medicina prepaga.
Es hora de aportar ideas que eviten el empobrecimiento de todos los trabajadores y profesionales de la salud privada, y la quiebra de sus instituciones. Además esto es en beneficio de la medicina estatal que colapsaría y terminará matando mucha más gente que el coronavirus.

Nota: el autor no tiene ninguna relación económica, de inversión o profesional con empresas de salud u obras sociales.


Publicado en INFOBAE.

 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]