Hay que pasar el invierno ...

Elena Valero Narváez
Historiadora, analista política y periodista. Autora de “El Crepúsculo
Argentino. Lumiere, 2006. Miembro de Número de la Academia Argentina de Historia.
Cuando el Dr. Arturo Frondizi asume la presidencia, en 1958, inútiles
afirmaciones nacionalistas habían perjudicado el interés extranjero en la
economía argentina, como así también, la confianza de los países occidentales
en nuestro futuro. Al nacionalismo peronista, le había seguido el nacionalismo
de buena parte de las Fuerzas Armadas. Las dificultades económicas argentinas
eran consecuencia de la negación, por parte de los distintos gobiernos, de la
participación extranjera en la explotación de sus recursos minerales y en la
recuperación de su sistema de energía y comunicaciones.
Desde 1956 el Ingeniero Alvaro
C. Alsogaray propició, enfrentando la mentalidad imperante entonces, la
intervención del capital privado, nacional y extranjero, en la explotación del
petróleo mediante “el remate de áreas” por licitación pública, previo pago a
YPF de un derecho por dicha explotación.
La producción agropecuaria, señalaba, en 1957, de la cual provenían la
mayor parte de las exportaciones, no podía ser aumentada de inmediato y se
sumaba el descenso de los precios en el mercado internacional. No estaba de
acuerdo tampoco en suprimir importaciones no esenciales porque afectaría el
rubro de las materias primas industriales y al de los combustibles provocando
disminución en la actividad fabril y por lo tanto desocupación. Aseguraba que,
si no nivelaba el comercio exterior, sobrevendría una crisis.
En 1957 crea el Partido Cívico Independiente desde donde comienza la
“Batalla del Petróleo”, mucho antes de
que el presidente Frondizi, la hiciera propia, Se enfrentó no solamente a las
ideas del futuro presidente sino a todas las fuerzas políticas que pensaban de
la misma manera. El Dr Frondizi, había publicado en 1954 Petroleo y Política, libro
en el que se declaraba ferviente estatista subrayando sus opiniones contrarias
a la actividad privada sobretodo en el área petrolera. Antes de llegar a la
presidencia defendió la explotación estatal del petróleo y promovió la lucha
por incentivar el papel de la industria argentina desde el Estado. Ya
presidente, se acercó a los sectores gremiales, de mayoría peronista,
accediendo a una central única de trabajadores que no había sido postulada
antes por ninguna conducción radical, favoreciendo al sindicalismo peronista.
Más tarde, Frondizi aceptará el capital extranjero. Vio la realidad
tal cual era, no como su partido durante años había querido que fuera. En su
discurso de cierre de campaña, manifestó que habría cambios en el comercio
exterior argentino: “dejaremos de vender una gama limitada de productos
a un sector limitado de compradores. Comerciaremos con todo el mundo y
venderemos todo lo que podamos vender a los mejores precios que podamos
obtener”. El presidente se mostraba decidido a defender
el precio de las exportaciones y a tratar de diversificar los mercados y los
artículos exportables: “defenderemos nuestro comercio exterior buscando
comprar y vender en las condiciones que favorezcan nuestro desarrollo integral.
No queremos interrumpir relaciones comerciales con nadie, sino intensificarlas,
pero tenemos derecho a exigir precios retributivos por nuestros productos, del
mismo modo que satisfacemos los que se nos exigen por los ajenos” Políticos extranjeros observaban, con regocijo y atención, la afirmación de Frondizi de que la
explotación del petroleo estaría a cargo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(YPF) pero que se autorizaría la participación de empresas privadas para su extracción
otorgando al capital extranjero el mismo tratamiento que al capital nacional.
Vale la pena transcribir algunos párrafos más, porque allí se describe
las condiciones en que estaba la economía, las cuales, como al ex presidente
Menem, lo decidieron, a un cambio de rumbo.“La situación económica del país es dramática. El
Tesoro nacional está exhausto y los recursos nacionales que deben concurrir a
sufragar las expensas de la administración pública, no alcanzan en forma
alguna, a cubrir los enormes gastos comprometidos. Por otro lado las magras
reservas de oro y divisas que aún quedan en el Banco Central, están afectadas a
obligaciones financieras de forzoso cumplimiento y a permisos de importación
que ya tienen principio de ejecución…hay que agregar, con sus complejas
derivaciones económicas y sociales la vigencia de un proceso inflacionario para
cuyo aceleramiento se han dado ya todas las condiciones requeridas… La gravedad
de la situación ha pasado quizás inadvertida, tras un volumen de gastos que, al
tiempo que infundía una falsa euforia, contribuía a acelerar el proceso. Debemos
alcanzar el autoabastecimiento energético, basado en la explotación de petróleo
y carbón y en la utilización de la potencia hidroeléctrica… Esa riqueza debe
dejar de ser potencial para convertirse en una realidad al servicio del
progreso y del bienestar nacional…Aceptaremos la cooperación del capital
privado en la medida en que los recursos oficiales sean insuficientes, pero sin
dar lugar a concesiones ni a renuncias del patrimonio nacional”
El 1 de mayo de 1958 Arturo Frondizi
asume la presidencia de la República. Rogelio Frigerio asumió un papel
importante en ese triunfo porque fue el impulsor de la alianza con el peronismo
que se materializó en el pacto secreto entre Frondizi y Perón, de 1958, firmado por Rogelio Frigerio y el delegado del
ex presidente, John W. Cook. El radicalismo se había dividido en septiembre de
1956. El pacto le permitió a la UCR Intransigente, liderada por Arturo Frondizi, desarrollista, superar a la UCR del Pueblo en
las elecciones, la cual tenía al frente a Ricardo Balbín, apegado aun a las
ideas de la Declaración Avellaneda de 1945, muy parecidas a las peronistas, de
base nacionalista y socialista.
La política petrolera de ese entonces consistía en manejarse a través
del monopolio estatal representado por la empresa YPF. Condicionaban el nivel
de vida y la independencia económica al mantenimiento de esa política, cuidar y protegerla a pesar que desde el
descubrimiento de los yacimientos de Comodoro Rivadavia, hacia en esa época más
de 50 años, la producción oficial había podido crecer insuficientemente. Argentina,
un país rico en petróleo, se veía en la necesidad de ser subvencionada por la
agricultura y la ganadería porque todas las actividades estaban reservadas al
Estado. En cambio, Alsogaray, propiciaba la inversión privada para sacar el
petróleo que estaba bajo tierra sin explotar. El lema de su partido era “La
crisis debe pagarla el petróleo”. Se le llamó por eso “vende
patria”, Essogaray” y “vendido al oro extranjero” lo que muestra hasta qué punto se rechazaba el capital que no
proviniera del Estado.
¿Por qué -preguntaba Alsogaray en sus discursos- someter al pueblo argentino a la inflación y a la
crisis si tenemos los medios para evitarla? ¿Por qué han de cargar las fuerzas
del trabajo ( empresarios, empleados, obreros, profesionales, y demás personas
activas) con esa crisis, si la misma puede ser superada usando los recursos naturales,
en especial el petróleo? .
Alsogaray daba un diagnóstico de la situación
económica, que ya se insinuaba, refiriéndose en primer término a la causa
última de la misma: la falta de comprensión sobre el papel que desempeña en el
proceso económico-social la capacidad creadora del individuo y de la libre
empresa, sumada a la sobreestimación de las posibilidades de los
planificadores.
A veces los milagros existen: en junio de 1959, el presidente Arturo Frondizi, ofrece al Ing. Álvaro
L. Alsogaray el cargo de Ministro de Economía. La situación era muy delicada
por lo que aceptar el cargo era un enorme desafío. Continuaba el retiro de
fondos de las cajas de jubilaciones, no se pagaba a los proveedores del Estado,
se desatendía el pago de jubilaciones, y se demoraba el sueldo de los empleados
estatales. Se recurrió a la emisión que
produjo inflación, la elevación de precios y coste de vida, sobrepasaba el 127 % anual, la desocupación
había alcanzado niveles altos provocando huelgas y la gente formaba largas colas
por el desabastecimiento. Frondizi tuvo que recurrir a movilización de los
gremios bancario, ferroviario, del personal de Transportes de Bs As. y del
personal de Petroleros del Estado. Se patrullaba la Capital Federal y el Gran
Buenos Aires con efectivos de la Gendarmería Nacional por miedo a los
desbordes.. El dólar subía a pesar del desesperado esfuerzo del Banco Central
que para detenerlo volcaba a plaza cada vez más cantidad de dicha divisa. Por
segunda vez en la historia se necesitaba refinanciar la deuda por no poder atender los compromisos
contraídos, la fuga de capitales al exterior era incesante.
Ante este panorama Alsogaray acepta con la condición de elegir a sus
colaboradores y sumar a su cargo la cartera de Trabajo. También exige que se
aceptaran sus decisiones y elegir quienes estarían en la totalidad de las Secretarias
de Estado de ambos ministerios y directorios de los bancos oficiales, Central, Nación,
Industrial e Hipotecario. Así fue como el equipo económico tuvo coherencia y
consistencia en la acción. También exigió no tener ningún contacto con Rogelio
Frigerio de tendencia desarrollista, quien, creía el flamante Ministro, pondría piedras en la rueda a su política
liberal.
Tuvo Alsogaray una excelente gestión de 22 meses, deberìa estudiarse
con atención. Comenzó atrayendo la confianza de la gente. La costumbre iniciada
por el Ministro de explicar por TV el porqué de sus principales medidas la
crecentó. En su primer discurso explicó su plan económico y pidió un esfuerzo
para sobrellevar los meses siguientes que iban a ser muy difíciles. Fue cuando
lanzo la frase que se hiciera tan popular desde entonces: “Hay que pasar el
invierno”. Concitó optimismo y apoyo el plan que lanzó al país, se supo hacia
donde se iba. Bajaron de esta forma, rápidamente
las expectativas inflacionarias y el dólar que había alcanzado su máxima
cotización, 103 pesos, sin intervención estatal, no superó los 83, y se mantuvo
en ese valor por los dos años que duró su gestión. Los especuladores y las
colas desaparecieron de las casas de cambio. Cualquiera podía adquirir dólares
u otra moneda extranjera, sin restricciones, en un mercado totalmente libre.
Desapareció el mercado negro. Los bienes que faltaban se repusieron rápidamente
en las estanterías, los precios bajaron y en general se estabilizaron. El
incremento del costo de vida descendió
de inmediato: del 9 % mensual que había alcanzado en el primer trimestre del
año 1959, al 3.06% en junio de 1959, primer mes de la gestión de Alsogaray, y en el segundo semestre, el promedio mensual
acumulativo fue de solo 2,33. Bajó, aún más,
en el año 1960, cuando el promedio se
colocó en solo a 0, 96 %,
Se había derrotado a la inflación dentro de un sistema libre, abandonando
los controles de precios, de cambios y de salarios y con aumento constante de
las remuneraciones. Los sueldos del personal del Estado fueron normalizados,,
las jubilaciones se regularizaron; Alsogaray no permitió que se retirara fondos
de la Caja de Jubilaciones; por primera vez en nuestro país se dejo de saquearlas.
Comentó el Ingeniero, los alcances que tendrían sus medidas, a los dirigentes
obreros, quienes respondieron bien. Terminaron las huelgas, todos podían acceder
al Ministerio de Trabajo para exponer sus problemas. Las libres convenciones
vigentes se suscribían de mutuo acuerdo entre los representantes de las
organizaciones empresariales y los representantes sindicales. Por esa época
también se lanzó el Plan Federal de Viviendas, como premio al esfuerzo social
conjunto requerido por el Gobierno..
Fue alcanzado el pleno empleo. Los diarios de la época reflejan la
demanda que había de científicos,
profesionales, técnicos, artesanos, personal administrativo y obreros. Se pudo
importar sin restricciones, solo abonando derechos y recargos vigentes que
tendieron a desaparecer o adecuarse a valores menores. Fue producto de una
política que acabó con los permisos previos de importación que habitualmente se
conseguían por recomendación de funcionarios,
mediante el pago de favores. La
confianza dio sus frutos, la Bolsa se recuperó notablemente, regresaron
capitales nacionales y vinieron extranjeros producto de la estabilidad
económico-financiera que se estaba logrando. A fines de 1959 los bancos
europeos decidieron otorgar créditos a la Argentina que tenían como fin
incrementar las reservas del Banco Central al tiempo que el gobierno había
decidido liberalizar las importaciones
En 1958 se firmaron contratos con empresas petroleras estadounidenses,
que operarían por cuenta de YPF, con el propósito de lograr el
autoabastecimiento de hidrocarburos. En tres años de gestión, el gobierno de
Frondizi, logró un aumento del
150 % en la producción de petróleo y gas natural, y en cuatro años la
producción de petróleo se triplicó. Por primera vez en la historia, se logró el
autoabastecimiento y Argentina pasó, de ser importador, a ser exportador de
petróleo.
Le cupo a Alsogaray lograr la refinanciación de la deuda. Lo consiguió
en buenas condiciones de pago, exponiendo la situación de Argentina con franqueza y afirmando
que el país conduciría su economía y finanzas de otra manera, con orden y
responsabilidad, para no caer en el
mismo pozo.
Se comenzaron a privatizar empresas de transportes, colectivos y
subtes otras se traspasaron por venta a
la actividad privada, La industria se modernizó en 1960 y 1961 por un valor de
mil millones de dólares en máquinas y equipamientos importados. Entre 1959-1965 se establecieron
numerosas industrias automotrices multinacionales: Citroën, A.y L. Decaroli,
Deutz Argentina, Peugeot, Renault y Siam Di Tella Automotores S. A.. Muchas empresas como Fiat ampliaron sus plantas industrials. Entre
1958 y 1963 se llegó a alcanzar el máximo histórico de las inversiones
extranjeras, Argentina alcanzò a tener durante este período la industria más
fuerte, moderna y competitiva de América Latina.
El broche de oro de su gestión
fue el galardón “Moneda Estrella del Año”
que el “Comité Asesor Lombard” de
Inglaterra, en el año 1960, otorgó al
peso argentino, por considerarlo más firme, más estable, y más fuerte que el
marco francés, el Yen, la libra esterlina, el dólar, el marco alemán y el franco suizo. El peso argentino se
convirtió en la mejor moneda que existía
en el mundo.
Alsogaray estaba orgulloso: podía mostrar que la economía social de
mercado, sistema defendido por él durante toda su vida, estaba dando muy buenos resultados, muchos de
los cuales por falta de espacio no puedo enumerar. . Subrayemos también el
comportamiento ético de su gestión. Argentina había recuperado prestigio
internacional dejando de lado la política estatista, y nacionalista a la que
habían adherido los gobiernos anteriores desde 1943
Pero,
en nuestro país, lo bueno acaba pronto. No
pudo convencer al Presidente, de no ceder a la influencia de consejeros
“desarrollistas” y a sus propias ideas. Creyendo que el plan de estabilización
se había logrado, el presidente pidió la renuncia a Alsogaray “por causas que no podía revelarle pero que su
instinto político le señalaba como no superables, era conveniente que dejara el
Ministerio de Economía a pesar de lo desafortunado que ello resultaría para el
país”
abandonando la estrategia económica que había llevado a muy buenos resultados
para embarcarse en la del “desarrollo forzado”. Alsogaray responde al
presidente “….Solo lamento tener que
dejar este puesto de lucha sin saber
cuál es el adversario que he tenido enfrente” . Cabe recordar que el
alejamiento de Alsogaray de sus cargos, provocó en aquel momento una “corrida”
en el mercado de cambios que significó en pocos días la pérdida de más de
setenta millones de dólares. De allí
en adelante, las reservas del Banco Central continuaron declinando, Luego del
pedido de su renuncia, el déficit del presupuesto retoma el camino ascendente
hasta llegar a cifras catastróficas cuando el presidente Frondizi es depuesto
por la cúpula militar.
La base de ese plan fue la libertad de mercado,
equilibrio económico y la estabilidad monetaria, cuyos beneficios comenzaron a
hacerse notorios, tanto para los trabajadores, como para los consumidores. Esta
experiencia debería poner una luz de esperanza en los argentinos. En 22 meses
un político honrado, inteligente, y con ideas correctas y claras pudo arreglar
la economía. Tuvo el apoyo incondicional del presidente Fondizi, hasta que el
diablo metió la cola, Falta que llegue un gobierno que se anime a imitarlo.
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