Estatismos, monopolios y totalitarismos, cuna de dictadores
Luis Pazos
Luis Alberto Pazos de la Torre es un economista y político mexicano, egresado de la Escuela Libre de Derecho y miembro del Partido Acción Nacional. Se ha desempeñado como Director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos


El estatismo es un proceso mediante el cual los gobiernos toman el control de una economía. La columna vertebral del estatismo o capitalismo de Estado son las empresas estatales, mediante las cuales los funcionarios “públicos” monopolizan los principales sectores de la economía.
No en todas las empresas estatales hay ineficiencias y pérdidas, pero sí en la mayoría. Las causas de las frecuentes pérdidas de las paraestatales no son la raza, las costumbres o la moralidad de los pueblos, sino su estructura intrínseca.
Las paraestatales son el fundamento de las economías socialistas o capitalismos de Estado, aunque también las hay en las economías capitalistas o mixtas, donde funcionan con la excusa de garantizar la soberanía nacional, la independencia económica y de poner a disposición del pueblo bienes y servicios baratos y de buena calidad.
Las verdaderas causas de la existencia de las empresas estatales, también llamadas públicas, son ideológicas o la ambición de algunos gobernantes de controlar los principales sectores de la economía, concentrar poder económico junto con el político, disponer a su arbitrio de grandes cantidades de dinero y consolidar un totalitarismo de Estado.
En Brasil, Venezuela y en México, por citar algunos ejemplos, las empresas estatales son el camino más fácil para que la alta burocracia reciba dádivas mediante la asignación de contratos y compras a sobreprecios, de las cuales los proveedores les dan un porcentaje al burócrata que les dio un contrato.
Muchos de los directores de las empresas estatales obtienen ese puesto, no por sus conocimientos, sino por su amistad con un presidente o secretario de Estado. Hay funcionarios públicos que no tiene reparo en acumular cientos o miles de millones en un periodo de gobierno por la vía de las empresas estatales, dinero del que hacen partícipes a los altos funcionarios que les dieron “la chamba”.
Al expresidente Lula da Silva de Brasil lo encarcelaron en 2018 al descubrir que tomó millones de dólares de Petrobras, la compañía estatal petrolera de Brasil. En Venezuela detectaron que altos funcionarios de la petrolera de Venezuela, PDVSA, desviaron millones de dólares de esa compañía. Dos expresidentes de PDVSA fueron encarcelados por corrupción.
En México el gobierno de AMLO detuvo a un exdirector de PEMEX del gobierno pasado por disponer de millones de dólares en su beneficio personal. Existe la presunción que continúa el saqueo de PEMEX y la CFE por funcionarios del actual gobierno, quienes con la excusa de la “seguridad nacional” ocultan datos sobre ingresos, contratos y gastos de esos monopolios estatales.
En la mayoría de los países donde operan las empresas estatales, debido a su estructura operativa, que minimiza la responsabilidad en las pérdidas de sus directivos, quienes no arriesgan recursos personales si arroja pérdidas la empresa, no tienen interés en obtener ganancias. Ganan más mediante contratos a sobreprecios o al contratar personal de sobra, o a los llamados “aviadores”, que se presentan solo a cobrar, no a trabajar. Todas esas “triquiñuelas”, comunes en la mayoría de las empresas estatales, causan una inflación de costos que genera pérdidas financiadas con dinero de los impuestos.
 

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