Al toro, ¡¡por los cuernos!!

Elena Valero Narváez
Historiadora, analista política y periodista. Autora de “El Crepúsculo
Argentino. Lumiere, 2006. Miembro de Número de la Academia Argentina de Historia.
¿Cómo resolver los
problemas económicos que nos tienen
preocupados a la mayoría de los
argentinos? Es la pregunta que, seguramente,
se están haciendo todos los
candidatos. Nadie quiere fracasar, pero
algunos tienen mejores ideas que otros. Hace décadas la mayoría de ellos se han
aferrado a modelos económico-sociales equivocados. Fueron contadas, con los dedos de la mano, las veces que
se equivocaron menos.
El gobierno que viene
debería salir, lo más rápidamente posible, de esta apremiante situación, atacar
inmediatamente las causas que nos
mantienen en medio de innumerables
dificultades. Todos los candidatos saben,
a esta altura, que la inflación tiene
una fuente principal: el gobierno gasta y gasta, mucho más de lo que recauda:
la consecuencia es la emisión de moneda espuria para cubrir el presupuesto y la
elevación del costo de vida. Lo saben de memoria, pero por repetición de errores, debilidad, y demagogia,
nadie se anima a atacarla de inmediato, con una política global que restituya la libertad de mercado. Será
imprescindible salir, lo más
rápidamente posible, de semejante índice de inflación: 8% mensual en junio, y liquidar lo antes posible el actual orden económico, creador de una enorme burocracia que impide y perturba las libres decisiones de los argentinos.
Debería recurrirse a un
pacto, con las fuerzas que coincidan en
apoyar un proyecto global, al menos
durante 6 o 7 años, que diera suma importancia al sector privado en todas las
áreas posibles: apertura total a la
actividad privada para reducir al Estado todo el peso que le sobra,
aplazando, hasta cuando Argentina este
mejor, los proyectos que incluyen protección, créditos y avales del Estado.. Al
mismo tiempo liberar el mercado del
trabajo, dejar de regular salarios,
simplificar el régimen impositivo,
y suprimir los impuestos distorsivos que afectan la producción, también
los ministerios creados por demagogia.
Hay medidas que son más
urgentes que otras, pero todas deberían ser conocidas por la ciudadanía en los primeros días de gobierno, sin permitir
que ante la primera manifestación callejera, se vuelva atrás. Lo consiguió Carlos Menem, revalorizado a la distancia, haciendo retroceder al Estado y ampliando el
espacio para las actividades creadoras de la sociedad civil. Siendo de
origen peronista, sin dejar de llamarse
de ese modo, revirtió lo que hizo Perón,
quien atacó frontalmente a la propiedad
privada, a la seguridad jurídica, y al
Estado de Derecho.
Por otro lado, hubo una enorme coincidencia de modelo entre los liberales y el peronismo: Carlos
Menem estableció un rumbo, se ganó la confianza de una amplia mayoría y de muchos liberales, convenció además a
numerosos peronistas, quienes desde entonces mostraron
la reorientación de su brújula
ideacional. Hubo desregulaciones,
estabilidad monetaria, apertura de la
economía; las reformas estructurales que
se realizaron, iban por el camino de
impulsar el pluralismo, el control del poder,
la federalización y el mejoramiento de la calidad de vida. Se dieron la
mano con las que pretendían los liberales,
de ahí el acuerdo programático
que hubo entre el partido Justicialista y la UCEDE, el cual desmayó, por un tiempo, un pasado plagado de disidencias. Se
contemplaba entre otros puntos: la
apertura y desregulación de la economía,
bajar el gasto, la no emisión y el
mantenimiento de la estabilidad monetaria. Se pusieron de acuerdo en solucionar, de una vez por todas, los problemas que no permitían progresar, a mejorar las condiciones del país
y mirar, con optimismo, el futuro. Así fue como regresó
la confianza, debería tomarse como ejemplo para imitar y mejorar. ¿Por
qué no intentarlo otra vez, animarse
a enfrentar los obstáculos que cualquier
acción de este tipo requiere? Si esto
fuera posible habría que luchar porque no regrese un gobierno con ideas semejantes
al gobierno actual, las cuales darían
marcha atrás a todo lo logrado, resistir
la presión de sectores afectados por las medidas y lo que es peor, con influencia, tal el caso de numerosos
empresarios sujetos a un trato constante con el Estado. El gobierno del ex presidente Menem demostró,
que el progreso no es irreversible,
su persistencia depende de nuestras ideas, siempre
existe la posibilidad de una
retrogradación, como lo manifiesta, en la Argentina, la aparición del kirchnerismo, cuyos jefes políticos por
estar tanto tiempo en el poder,
no solo regresaron políticas inapropiadas, sino también, se volvieron petulantes y agresivos,
devaluaron la democracia.
Contrariamente a lo que muchos creen, será necesario recurrir a una herramienta
indispensable, a pesar de estar
peligrosamente vapuleada: la política
creadora, sensible a lo inesperado de la vida social , arte que no se puede
aprender ni enseñar, tan diferente a la acción burocrática y que
lamentablemente brilla por su ausencia,
hasta ahora, en los principales
candidatos.
Por otra parte, no se debería
olvidar, la importancia que tendrá para
salir de la chatura estructural, el
comercio exterior, clave para el crecimiento económico y el nivel de vida. Si se continúa con
aranceles altos, se mantendrá baja la
capacidad de exportar porque baja el
tipo de cambio real. Ayudaría establecer un reducido arancel único
para todas las actividades económicas; las restricciones al comercio
internacional distorsionan los precios y los recursos se orientan a producir
bienes no competitivos. Será primordial volver a instaurar la competencia, con reglas claras, que no la vulneren como en
la actualidad, ello permitiría volver a
las cosechas record del campo, cosa que facilitaría mejorar
rápidamente las reservas.
Será necesario evitar los trámites engorrosos, perturbadores de las exportaciones,
también dejar de lado todo tipo de
proteccionismo estatal, tan arraigado en las ideas de los políticos y la gente, en
Argentina. Atrás deben quedar
suspensiones a la exportaciones, cupos,
todos los controles, el monopolio sobre las divisas, exigirle al Estado que deje de robar. Hoy en
día se habla de aumentar las
exportaciones, tutearnos con el mercado mundial, mientras se interviene, se regula, se privilegia, y se emite sin respaldo. Poco y nada se conseguirá
sin una moneda estable, un sistema libre de precios y la inserción en el gran
mercado mundial, sin olvidar, la interdependencia con las potencias prevalecientes en la política internacional.
Todo va depender de lo que se haga después de las elecciones, solo una política
que exalte la responsabilidad personal
y la libre iniciativa, puede ayudar a lograrlo. No hay recetas
mágicas, tiene que haber disposición del
candidato ganador para realizar el gran esfuerzo que requiere el país, para
progresar. Convendría intentar,
por todos los medios, ofrecer a
los argentinos y al mundo un mercado competitivo, sin
distraer la atención respecto a las verdaderas soluciones. Las ideas liberales no deberían servir solo
para la campaña electoral, quien las ponga en práctica será recordado, en pocos años, como un héroe..
Escuchemos con
atención a quienes se comprometen a
cambiar este orden económico -
social que no soporta la libertad, la
propiedad, la seguridad, la justicia, la igualdad ante la ley y el ejercicio de
los derechos individuales promovidos por
la Constitución. Los argentinos tendremos la oportunidad de decirle
adiós al populismo, si votamos a un
gobierno que tome al toro por los cuernos, que encare un cambio estructutural
y tenga una visión, muy distinta,
a la que aún prevalece en la cultura política convencional de amplios sectores sociales, la que ha permitido el avance del Estado sobre la sociedad civil devorándole el saber, la
capacidad creativa y disminuyendo sus libertades. Nada bueno espera a nuestro
país, si no despide
definitivamente en las urnas, a
quienes se propusieron convertir a la Argentina en un autoritarismo, fundado en un vigoroso corporativismo.
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