Bancos públicos internacionales
Carlos Rodríguez Braun
Catedrático, Universidad Complutense de Madrid. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Dios los cría, y el viento antiliberal los amontona. Como si no fueran suficientemente inútiles y onerosas las burocracias financieras internacionales, tienden a multiplicarse. Este año salió a la palestra el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, antes conocido como Banco de Desarrollo del BRICS, con sede en Shanghái, porque asumió como presidenta la expresidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Su objetivo es el mismo que el de los otros camelos que pretende sustituir, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a saber, malgastar el dinero de los trabajadores en ayudar a los políticos y en ofrecer jugosas prebendas. Doña Dilma va a cobrar medio millón de dólares por año, y los medios se ocuparon de aclarar que es el mismo sueldo que el del presidente del Banco Mundial, como si eso justificara algo.
Toda la retórica en torno al NBD es la habitual: el feminismo, las desigualdades, el cambio climático, etc. Y de cómo el nuevo banco, según insistió Rousseff, puede ayudar a "cambiar el injusto orden internacional", siguiendo a la modernizada China, "un modelo para otros países en desarrollo" y "una luz contra la decadencia occidental", nada menos.
El presidente Lula, gran valedor de Roussef, dijo que no entendía por qué se comerciaba en dólares: "Necesitamos una moneda que lleve a los países a una situación más tranquila, porque hoy un país necesita ir corriendo detrás de los dólares para poder exportar. Podría exportar en su propia moneda. Los bancos centrales podían ocuparse de eso". Estupendo. Puesto a desbarrar, aseguró que el FMI secuestra la política económica y "asfixia" a la Argentina. Como hemos visto, es justo al revés: presta a los gobiernos cuando nadie más quiere hacerlo, impide o retrasa el control el gasto público, y les da oxígeno a los gobernantes, que sí se dedican a asfixiar a sus súbditos.
La señora Roussef fue saludada y felicitada por el ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, quien luego desapareció misteriosamente, fue sustituido por su predecesor, y su imagen, al mejor estilo comunista, fue borrada de páginas y documentos oficiales de la dictadura.
Hace poco, el Wall Street Journal informó de que el NBD ha dejado de conceder préstamos porque no puede refinanciar sus propias deudas, que en su mayoría están denominadas en dólares, lo que es curioso para un banco que iba a sustituir al dólar.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 3 de septiembre de 2023 y en Cato Institute.

 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]