Zoología fantástica del Foro de Sao Paulo
Emilio Martínez Cardona
Escritor y analista político.
En 1957, Jorge Luis Borges
publicó su Manual de zoología fantástica, más adelante reeditado y ampliado
como El libro de los seres imaginarios. Allí comentaba magistralmente las
faunas nacidas de la producción mitológica, desde el minotauro al kraken,
pasando por las quimeras, las criaturas soñadas por Franz Kafka y C.S. Lewis,
el unicornio o la anfisbena.
En ese modo, pero
seguramente con menor fortuna literaria, podemos pensar como “animales
políticos” a las entidades creadas o reinventadas por el laboratorio del Foro
de Sao Paulo, la alianza conformada en los años 90 para suplir la crisis del
financiamiento soviético a partidos de la región, y para reorientar estrategias
hacia la deconstrucción “desde adentro” de las democracias.
La lista de esta otra
“zoología fantástica” podría incluir a:
1. Narcoestados
dinásticos. Con hábitat en el mar Caribe y en Centroamérica, empezaron
utilizando el narcotráfico como “arma antiimperialista” y en algún momento lo
instrumental se convirtió en estructural, como un rasgo definitorio de sus
sistemas. Concentran todo el poder en grupos familiares y aspiran a perpetuarse
políticamente a través de sus descendencias.
2. Narcoestado
fascista-comunista. Vive en Sudamérica, en un territorio que va desde las
costas caribeñas hasta el norte amazónico. Conducido por oradores brutales, de
estilo mussoliniano, ensambla tecnologías de control político de ambos
totalitarismos, para amparar los hipernegociados de sus cárteles.
3. Narcoestado bicéfalo.
Se le encuentra en el corazón de América del Sur, donde suele camuflarse bajo
la piel de cordero del indigenismo. Este extraño animal político, antes
monocéfalo, ha desarrollado en los últimos años dos cabezas enfrentadas entre
sí. Una de ellas se ha rebelado (un poco pero no tanto) contra la otra, antes
única.
4. Narcoestado
cantinflesco. Habita el extremo norte de América Latina, donde (des)controla la
frontera hacia el “imperio”, válvula de paso tanto de narcóticos como de
grandes contingentes migratorios (a veces usados como “arma demográfica”). Su
titular tiene un discurso folclórico y absurdo, y recientemente se denunció el
financiamiento de un cártel a una de sus campañas electorales.
En los dos territorios más
grandes de Sudamérica, el laboratorio febril no instaló propiamente
narcoestados, sino corruptarquías, algo más democráticas pero con importantes
narcoenclaves regionales (el excanciller brasileño Ernesto Araújo habla de
“dictaduras del corruptariado”). En uno de ellos, las fuerzas del Foro acaban
de replegarse a bastiones locales, en espera de un mejor momento para el
contraataque.
Publicado en Los Tiempos, Bolivia.
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