Si no te gusta lo que cosechas, analiza cambiar lo que siembras …
Richard Leslie Ramsay
Director de "Desafío Exportar".


La presidente de la Nación, Cristina Kirchner, no deja de sorprendernos a diario con anuncios que sacuden hasta los cimientos a la sociedad argentina.

Tanto por sus contradicciones como por sus declaraciones conflictivas que algunas veces podrían resultar risueñas si no fueran trágicas. Por ejemplo, se celebró con bombos y platillos la visita del presidente chino Xi Jimping, con quien se firmaron convenios por 18.000 mil millones de dólares por las financiaciones para llevar a cabo emprendimientos importantes y necesarios para  nuestro país, tales como dos represas para la generación de energía, (problema grave que está sufriendo el país ya que debe importar gas y combustibles por unos 12 mil millones de dólares anuales),  y la recuperación total del ferrocarril Belgrano Cargas, que permitiría transportar la producción hacia los puertos de embarque mejorando sensiblemente las economías regionales, a costos razonables. Hoy esa producción se mueve por camión a un costo similar por tonelada desde Buenos Aires a Amsterdam u otros puertos de Europa.

Mientras se firmaban los acuerdos con el presidente chino, cuyas cláusulas establecen que tendrán plena vigencia mientras la Argentina no caiga en default, puertas adentro del ministerio de Economía y la Casa Rosada, ya estaba tomada la decisión de orillar el temido default aun con un nombre fantasia, pretendiendo que ese cambio iría a cambiar la calificación internacional.  Obviamente, a la fecha de cierre de esta edición, los acuerdos firmados con el presidente Xi Jimping se encuentran suspendidos (no anulados) y un nuevo papelón  enluta nuevamente a la Argentina. Es probable que el gobierno que suceda a Cristina Kirchner, (si a la sazón se habría resuelto favorablemente la situación de default, tendría que reconfirmar dichos acuerdos.

¿Nadie reparó en el entorno presidencial que los acuerdos caerían si entrabamos en default dado que eran cláusulas conocidas? Los acuerdos no surgen espontáneamente durante las conversaciónes mantenidas entre el visitante y la presidente. Estos acuerdos llevan meses de estudio antes de las firmas de ambos presidentes, por lo tanto, resulta poco comprensible que no se haya intentado llegar a un acuerdo menos conflictivo con el juez norteamericano Thomas Griesa, en lugar de entretenerse “mojándole la oreja” y desafiándolo con total desconocimiento de cómo funcionan las instituciones en los EEUU. La mesa chica de la presidente no tuvo en cuenta dichas cláusulas, ni la conveniencia de evaluar los costos beneficios.
Dado que aquí no se  respeta ni la Constitución Nacional, debieron suponer que en EEUU podría suceder lo mismo y que la intervención del presidente Obama, podría torcer el brazo del juez norteamericano.

Este joven ministro de Economía– inexperto en la lidia  con prestamistas extranjeros –  tiene convencida a la presidente que están en el camino correcto,  cerró acuerdos de pago con el Club de Paris, pagando de forma inédita punitorios, por unos u$s 3700 millones,  para beneplácito de los acreedores que vieron incrementada- inesperadamente- sus acreencias.

Aumento constante del gasto público, más subsidios; más planes sociales;  más football para todos;  muchos miles más de empleados públicos burocráticos; más inflación; más delincuencia; la agroindustria destruida por políticas intervencionistas nefastas; menos stoks de ganado; menos siembra de trigo y maíz;  más “yuyo soja”, ya que están orientando los granos hacia el monocultivo por trabas a las siembras tradicionales; la industria lechera postrada; la industria inmobiliaria en situación de parálisis;  la industria automotriz que no levanta cabeza a pesar de los “creativos” planes blandos;  más presión tributaria; jubilaciones miserables “congeladas”, ya que con la inflación creciente los haberes son cada día menores; deuda externa; deuda interna, y un dólar blue imparable, son algunos de los problemas que tendrían que enfrentar los que gobiernen a partir del año 2015.

Un panorama que exigirá paciencia y tolerancia para los funcionarios que tengan que arreglar tantos desaguisados. Destruir,  se puede en un día. Reparar puede llevar años.
 

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