Dar al Cesar lo que es del Cesar
Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista, escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas, Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había convertido en el octavo país del mundo.


El reciente viaje del Papa a Corea del Sur, y su evidente éxito internacional, a mi juicio ha favorecido más la doctrina que impera en Pionyang (Corea del Norte) que la de Seul. Ya debiéramos saber que por mas buena fe, que no la dudo, que se tenga en el llanto por los pobres, ética y políticamente descalifica y destruye la creación de riqueza, y tiene como consecuencia la generación de más pobreza. El ejemplo mejor al respecto es el contraste entre la pobreza de Corea del Norte, y la evidente riqueza lograda en Corea del Sur. Como bien dijera Ayn Rand, “La compasión no genera ni una hoja de hierba. Y mucho menos de trigo”.
    Dada la evidente buena intención del Papa, creo que debiera leer la Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII, escrita en 1891 con la intención de sacar a la Iglesia del denominado ultramontanismo. Y allí escribió: “En la sociedad civil no pueden ser todos iguales, los altos y los bajos… Afánanse en verdad  por ella (la igualdad) los socialistas, pero en vano es ese afán y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio ni la salud. Y a la necesaria desigualdad de estas cosas sigue necesariamente la desigualdad en la fortuna. La cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la sociedad”.
Vemos que León XIII había aceptado el concepto de la mano invisible desarrollado por Adam Smith, que al respecto escribió: “Persiguiendo su propio interés, el individuo crecientemente promueve el de la sociedad más efectivamente que cuando él realmente intenta promoverlo. Yo no he visto nunca mucho bien hecho por aquellos que pretenden actuar por el bien público”. El concepto de la mano invisible fue denominado recientemente derrame, y ya el actual Papa en varias oportunidades lo ha descalificado. Concretamente en el punto 57 de la Exhortación Evangeli Gaudium, dice textualmente: “En este sentido, animo a los expertos Financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de La antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.En un sentido similar se ha publicado un libro de Pickety “Capital en el Siglo XXI”, en el que pretende descalificar al sistema capitalista porque crea mayor desigualdad económica. Pickety sostiene que la desigualdad se genera cuando la renta del capital supera la tasa de crecimiento económico.
      Ya debiéramos saber que tal como lo señala William Bernstein en su “The Birth of Plenty” (El Nacimiento de la Abundancia) el mundo hasta el siglo XVIII vivía como vivía Jesucristo. Fue solo hace unos doscientos años que comenzó la creación de riqueza en  el mundo. Tanto así que el propio Marx reconociera que  la burguesía en escasamente doscientos años de dominio había creado más fuerzas productivas y más riqueza que todas las generaciones anteriores juntas. Fue a partir del sistema que él denominara capitalismo y que descalificara éticamente como la explotación del hombre por el hombre que se produjo ese fenómeno en la historia.  Decididamente Mr. Pickety ignora que como bien dijera Adam Smith los ricos no tienen el estómago más grande que los pobres. Por tanto a partir de cierto nivel del capital éste se usa para aumentar la inversión y consecuentemente la creación de riqueza. Pero mas aun puedo decir que cuando el valor del capital aumenta, la rentabilidad disminuye. Igualmente ignora que cuando el gobierno se apropia de las ganancias de los particulares, los que se enriquecen son los que la reparten. Por ello Alberdi nos enseñó que: “Hasta aquí el peor enemigo de la riqueza del país es la riqueza del fisco”.
      
     Vale recordar al respecto las palabras de Karl Popper  “Luche por la igualdad hasta que me di cuenta que en la lucha por la igualdad se perdia la libertad, y después no había igualdad entre los no libres”.  Este hecho ha sido más que evidente durante la historia. Yo me atrevería a decir:”Igualdad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre” (Madam Rolland Siglo XXI)”. Este hecho es y ha sido una realidad de la historia. Cuando en nombre de la igualdad se viola el derecho de propiedad no hay mas inversión y consecuentemente no se genera más riqueza. Ese es el resultado del incremento del gasto público que implica la elevación de los niveles de impuestos que de hecho significa la violación del derecho de propiedad e igualmente del derecho a la búsqueda de la propia felicidad. Y este último derecho como bien reconociera John Locke es el principio fundamental de la libertad.
      Es un hecho incontrovertible que entre el siglo XX y el XXI, no obstante los desastres causados por las dos guerras mundiales, se ha producido un progreso inédito en la historia. Tal como reconociera Jerry Muller en un artículo del Foreign Affairs, ese progreso fue el resultado de la expansión del capitalismo alrededor del mundo (SIC). Si bien concuerdo relativamente con esa   observación, es indudable que por no aceptar el sistema continúan habiendo países subdesarrollados. Ahora bien una vez más me resisto a aceptar la denominación de capitalismo al sistema que permitiera la libertad y la creación de riqueza por primera vez en la historia. El sistema es ético, político y jurídico, la economía es el resultado del mismo. Y como bien dijera David Hume, “La naturaleza es inmutable, si queremos cambiar los comportamientos tenemos que cambiar la situación y la circunstancia y hacer del cumplimiento de la ley el principio fundamental”.
      Lamentablemente  en gran medida el llamado mundo occidental y cristiano, en el cual incluyo a América Latina, no obstante Huntington, continúa la ignorancia de ese sistema. Aun se critica la política exterior de Estados Unidos de intervenir en el Medio Oriente y no ocuparse de America Latina. Si bien considero que la política de Estados Unidos en el Medio Oriente ha estado plagada de errores, y más recientemente con el pacto con el criminal presidente de Siria para luchar contra ISIS, ello no implica que un cambio en la política con América Latina determinaría un cambio en la realidad que se vive en el continente al Sur del Río Grande.  La política interna la determina la sociedad por sí, y hoy tengo la impresión de que en América Latina el antiimperialismo, es decir el anti yankismo, es condición sine qua non para alcanzar el poder democráticamente. Los hechos están a la vista, y en los países de América Latina reina la pobreza y se desconocen los derechos individuales. Los casos más evidentes hoy son Cuba y Venezuela, pero lamentablemente la Argentina ha seguido ese curso también.  Argentina es un ejemplo indubitable de las virtudes del sistema y cuando lo aprobó y cumplió a partir de 1853, al principio del siglo XX había alcanzado uno de los lugares de mayor riqueza en el mundo. Y Cuba a la llegada de Castro en 1959 era el país de América Latina con el más elevado nivel de vida.
     En fin el problema pendiente es que la filosofía que lleva al poder, es la que determina la violación de los derechos individuales que garantizan la libertad y la creación de riqueza. Esa política hoy no solo afecta a América Latina sino que ha determinado la crisis europea y amenaza a la economía americana. Es lamentable que el Papa Francisco a quien no puede menos que reconocérsele la virtud y sabiduría de su actuación respecto a la corrupción en el Banco Vaticano, y la pedofilia eclesiástica, como asi también que haya reconocido la libertad religiosa y el reencuentro con otras religiones, en su lucha por la pobreza haya adoptado la crítica al sistema que crea la riqueza y reduce la pobreza.
 

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