Cristianismo, islamismo y la diosa razón

Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
En el año 1996 mi
ex-profesor en la
Universidad de Columbia Samuel Huntington, publicó un libro
“The Clash of Civilization and the Remaking of World Order” (El Choque de
Civilizaciones y el Renacimiento del Orden Mundial), que hoy frente a los
hechos, podría considerarse una predicción cumplida. En el mismo, el autor percibía las
diferencias y enfrentamientos históricos entre el mundo islámico y el
denominado Occidente. Ante esos hechos y el mantenimiento del fanatismo
islámico, que no había logrado separar al estado de la religión, consideraba
que era una amenaza pendiente. Los sucesivos ataques terroristas han puesto de
manifiesto el realismo de aquel análisis en el cual dijo: “El conflicto del
siglo XX entre la democracia liberal y el Marxismo-Leninismo es solo un fenómeno
histórico pasajero y superficial, comparado con la continua y profunda relación
conflictual entre el Islam y la
Cristiandad ”.
El título de esa obra deja abierta algunas diferencias semánticas. Por
ello fue Tony Blair quien refiriéndose al caso dijo: “La lucha no es entre las
civilizaciones sino por la civilización”. Y seguidamente Vaclav Havel también
refiriéndose al caso dijo: “Culturas hay muchas, pero civilización hay una
sola, y es donde se respetan los derechos individuales”. La discusión en el
orden puramente semántico diría que es insoluble. Basta ver las distintas
definiciones de civilización y cultura tanto en el Diccionario de la Lengua Española como en el
Webster. Asimismo Huntington en su obra discutió el tema y llegó a la
conclusión de que no es posible desconocer la civilización como el resultado
del desarrollo de la humanidad.
Pero independientemente de la discusión semántica al respecto de si
podemos considerar o no al mundo islámico una civilización, todo parece indicar
que el Estado Islámico constituye una amenaza terrorista vigente en el mundo
Occidental en que al decir del autor está incluida la Unión Europea , Estados Unidos y
Canadá. Pero podemos ver que, no obstante que Huntington no incluye a América
Latina en el mundo occidental, Argentina sufrió el ataque a la
AMIA. Esa amenaza es producto del fanatismo
religioso, y la historia muestra que el mismo se expuso en Occidente en la
Edad Media , Cruzadas e Inquisición
mediante.
No puedo menos que recordar que Montesquieu en “Las Cartas Persas”
señala que “los islamitas consideraban que los cristianos eran los que más se
mataban entre ellos”. Una prueba fehaciente de ese criterio fue la Guerra de los Treinta Años
(1618-1648) en la que murió la mitad de la población de Europa. Y no fue un
conflicto entre protestantes y católicos sino entre las distintas potencias. La
misma terminó con la Paz
de Westfalia donde se acordó que cada monarca decidía la religión de su país. O
sea libertad religiosa cero. Y no olvidemos que el enfrentamiento entre las
potencias europeas continuó hasta mediados del siglo XX con la Segunda Guerra Mundial en la
que murieron unos 50 millones de occidentales.
Fue en Estados unidos donde superado el fanatismo religioso se cumplió
el presupuesto de Adam Smith: “Habrá libertad religiosa, cuando haya
multiplicidad de sectas”. Pero fue en Europa donde el fanatismo religioso fue
superado por la Diosa Razón
y a partir de la Revolución Francesa
y el jacobinismo surgió el totalitarismo, que considero el oscurantismo de la
razón. Superada la Segunda Guerra
Mundial gracias a Estados Unidos surgió la libertad en Occidente, amenazada por
la Rusia Soviética
durante la Guerra Fría.
Y ya debiéramos saber que la Guerra Fría
no terminó en caliente gracias a la aparición de las armas nucleares. Como bien
dijo Juan Pablo I: “Las armas nucleares no son bélicas sino disuasorias”.
Tampoco podemos olvidar que durante la Guerra Fría América Latina
sufrió la guerra subversiva, y lamentablemente el pensamiento que la instaba
permanece en la paz. El mejor ejemplo es hoy Maduro en Venezuela y por supuesto
la Cuba de Castro.
En ese aspecto es realmente lamentable que en tanto que hoy los representantes
internacionales presionan a Maduro y piden la libertad de los presos políticos
venezolanos, se ignoran los crímenes de los Castro y aun los presos políticos
en Cuba. O sea que lo que está en juego fundamentalmente en América Latina no
es tanto la violencia externa como la interna. Al respecto Alberdi escribió:
“La patria es libre cuando no depende del extranjero, pero el individuo carece
de libertad en cuanto depende del Estado de un modo omnímodo y absoluto”. Por
supuesto ello no significa que América Latina no enfrente el peligro que
representa el Islam.
Hoy todo parece indicar que la amenaza del Islam habría reconciliado a
Rusia con el Occidente, a pesar de la invasión de Crimea y por más que hayan
discrepancias respecto a cómo se enfrenta al Estado Islámico. Así Putin se
reunió con Hollande y también con Obama. La discrepancia con Estados Unidos se
refiere a que Putin apoya a Al Asaad en Siria en contra del Estado Islámico, en
tanto que Obama lo considera un dictador y por tanto lo quiere destituir. No
puedo menos que considerar que esa posición de Obama constituye una contradicción
con respecto al acuerdo con Raúl Castro. O sea que Fidel Castro no es un
dictador y se ignoran los crímenes cometidos durante su dictadura que además
sumió a Cuba en la pobreza.
En todo caso el enfrentamiento con el islamismo habría provocado la
inclusión de China en Occidente. Así ya recientemente China manifestó su
decisión de luchar contra el Estado Islámico. No podemos menos que considerar
que vivimos en un mundo inédito desde todo punto de vista, político y económico.
Hoy la China
desde un gobierno autocrático, que se reconoce comunistas es más capitalista
que Europa. Por eso la economía China
este año crecerá tan solo un 7%, en tanto que la Unión Europea no
crece.
Volviendo a Europa, es indudable que allí es donde se enfrenta el mayor
peligro islámico. Ello se debe en primer término al resentimiento histórico
relatado por Huntington, y en segundo lugar por el riesgo que implica la
creciente inmigración islamita procedente de Siria. Ello no significa que el
peligro no trascienda a la amante de Zeus, y alcance a Estados Unidos donde ya
se sufrió el ataque a las Torres Gemelas, que costó más de mil vidas. Pero el
problema con el Islam también es complejo, pues parte de los musulmanes están
en contra del Estado Islámico. Ya Irán acordó enviar tropas a Siria a luchar
contra el Estado Islámico. Asimismo existe un enfrentamiento entre los shiitas
y los summitas. Y por otra parte es un hecho que gran parte de los musulmanes
que viven en Occidente han aceptado el principio de la libertad y abandonado el
fanatismo religioso inmerso en la política.
Entonces: “En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según
el color del cristal con que se mira”. La problemática pendiente en gran parte
de Occidente es que el rojo es el color del cristal con que se mira, y la
izquierda se ha apoderado de la ética en nombre de la supuesta igualdad. Así
impera la demagogia a través de los partidos socialistas y se ignora el sistema
ético político que permitiera la libertad y la creación de riqueza por primera
vez en la historia. Sistema que Marx denominara capitalista como un sistema
económico en el cual los capitalistas explotan a los trabajadores. La
consecuencia es el aumento del gasto público y la caída en la tasa de
crecimiento, tal como ocurre hoy en la Unión
Europea y en Argentina.
En América Latina ese riesgo lo representa el Socialismo del Siglo XXI,
que ha violado la libertad y destruido la economía en Venezuela. En esa línea
están Ecuador, Bolivia, y Honduras. Y no podemos menos que reconocer que la
señora Bachelet ha destruido en Chile el sistema que le permitió convertirse en
un ejemplo para América Latina. Argentina con el triunfo de Macri habría salido
de esa telaraña y volver a ser la
Argentina que fue. Pero ahora tenemos al Papa, amigo de Fidel
Castro, quien acaba de proponer que la pobreza es la causa del terrorismo. Por
tanto como cree que es el capitalismo el que genera la pobreza, estaría
culpando a Occidente y justificando al Estado Islámico. Otro aspecto a
considerar es que recientemente los gobiernos, las organizaciones
internacionales y los dirigentes
políticos de América Latina, Europa y Estados Unidos están presionando a
Maduro en Venezuela para que libere a los presos políticos. Por supuesto no a
los presos políticos en Cuba.
En fin, si bien el terrorismo islámico es un peligro pendiente, dado que
las guerras mundiales se habrían terminado como consecuencia de la existencia
de las armas nucleares, el problema político pendiente en Occidente es el
sistema ético político interno avasallado por la izquierda. La demagogia impera
en nombre de la supuesta igualdad. Me atrevería a decir que el socialismo
entraña la “indulgencia” del cielo en la tierra, y a los hechos me remito. Así
en América Latina impera el llamado populismo, que considero la etapa inferior
del socialismo. O sea socialismo antes del desarrollo, hoy avalado por las
palabras del Papa Francisco, a mi juicio exégeta de Marx con Dios a la cabeza.
Nota: “Cuando me refiero a Occidente lo hago
reconociendo como tal a Europa continental después de la Segunda Guerra mundial. Pero no
podemos menos que reconocer la diferencia en la filosofía política angloamericana
de donde surgió la libertad y Franco germánica de donde surgió el
totalitarismo”.
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