Lo imposible es imprescindible
Vicente Viciconte
Licenciado en Comercio
Internacional (Univ. Marina Mercante). Técnico
Superior en Comercio Exterior (Cámara Argentina de Comercio). Responsable de la
Ejecución Internacional de productos transportados en contenedores, camión,
tren, y proyectos especiales.
Estamos
comenzado un invierno que promete ser el más crudo de la historia de nuestro
país, sin exagerar, los últimos datos de la OMC anuncian una caída del PBI
argentino para el 2020 de más de 10%, El Indec acaba de anunciar que la caída
de la actividad económica de los primeros 40 días de cuarentena fue superior al
26%. Datos por demás alarmantes, que también requieren de análisis social y
político de nuestro país. Anestesiados por las calamidades de la gran pandemia
mundial (Covid19), nuestra sociedad casi sin sentir el golpe ha vuelto a caer
en un estado adolescente, anárquico, atravesado profundamente por una gran
crisis de valores estructurales, donde se demoniza la cultura del trabajo y el
sacrificio, por el contrario, se premia la dependencia estatal, la falta de empatía,
libertades individuales, ambiciones, fundando el miedo ha adormecido la conciencia
colectiva, se aplaude la intolerancia, la mezquindad y la provocación hacía el
único gran aparato productivo de nuestro país.
Esta
coyuntura política exige a la oposición saliente y a todo el conjunto, un
desafío inédito, único e “IMPOSIBLE” a simple vista, refundar la democracia
partidaria, un pacto del mismo calibre que firmo el Dr Alfonsín al asumir su
vuelta a la democracia en 1983, aunque esta vez, para suerte de todos, no
necesitamos más que la única herramienta de bases sólidas y robustas “nuestra
constitución nacional”.
Ha
llegado el momento de olvidar para siempre esta argentina adolescente, dejando de
lado el resentimiento contra nuestra historia reciente, contra los padres de
nuestra nación, y entender que la manifestación de rabias idealistas,
agresividad hacia el prójimo, la falta de empatía y la rebeldía contra la nuestra
propia constitución no hacen más que autodestruirnos como sociedad. Debemos
entender todos que no necesitamos un mesías, y que el futuro no es una suerte
divina, sino que por el contrario, una construcción colectiva donde todos
debemos involucrarnos para cambiarlo.
La oposición
argentina tiene un gran desafío y deber por delante, dejar de lado los egos,
nombres propios y divisiones partidarias, desarrollar un gran pacto político-social,
no debería tener más de 10 principios comunes, basados en fuertes valores, sin
ideologías con nuestra constitución nacional como eje principal, división de
poderes, donde se le priorice la igualdad ante la ley, protegiendo la propiedad
privada y las libertades individuales por sobre todo, valorar la educación real
y obligatoria antes que el asistencialismo estatal, tolerancia cero a los actos
delictivos y corrupción, garantizar presencia parlamentaria igualitaria de cada
uno de los partidos firmantes e internas, donde quede claro que la conducción
del país debe ser plural con objetivos y principio muy simples y comunes donde
podamos volver a construir nuestra sociedad, nuestro estado de derecho, nuestro
aparato productivo.
Entiendo
que lo propuesto por un simple ciudadano suena IMPOSIBLE, pero me permito traer
una anécdota de nuestras rica gran historia, donde el gran General Don José de
San Martin respondiendo una carta a Pueyrredón antes de emprender el cruce a
los andes y viendo el poco equipamiento recibido del estado para su misión
inmensa misión, además donde todos lo cuestionaban y lo trataban de loco y le
decía que lo que pretendía hacer era imposible… Don José de San Martín respondió:
”Le agradezco todo lo que ha hecho. Usted tiene razón, lo que quiero hacer es
imposible, pero es imprescindible”.
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