La geografía imaginaria de los comandos de Brasil
Laura Etcharren
Socióloga e investigadora. Especialista en narcotráfico y organizaciones criminales.



El estado de sensación, la reducción al tránsito, el romance delictivo y la escenografía de vestuario, ampliaron el abanico del delito complejo.
Los comandos trabajaron el ingreso al unísono para luego separarse. 
La metodología de trabajo de "Velo y Engaño" que se imponía en nuestro país para encarar a las mafias era absolutamente redituable a los fines prácticos de la intervención territorial.
El destino siempre estuvo claro: La región centro. Región que a la fecha concentra el 75% de la violencia por narcomenudeo con epicentro en tres enclaves: Rosario, Conurbano Bonaerense y Córdoba Ciudad.
La Triple Frontera fue clave. Misiones, por geografía, la punta del iceberg. Iguazú y Eldorado los puntos rojos y los vasos comunicantes.
El PCC y el Comando Vermelho llegaron también para lavar. Para hacerle honor a la columna vertebral del crimen organizado. Eldorado representaba mucho más que una parada técnica.
La tierra y el agua fueron las vías de ingreso y expansión frente a una gendarmería distraída en uso y abuso de sus funciones y una Hidrovía comercial devenida en el primer enclave federal del narcotráfico con las patas portuarias  distraídas de Prefectura y Aduana.
Los comandos están entre nosotros, pero no en la geografía imaginaria forzada. Tampoco en los remienditos de los copy page divulgados.
Los comandos PCC y Vermelho están en Argentina para consagrar su proyecto de poder y enrostrarles, a los divulgadores de agua bendita, que mientras simulaban una lucha y operan geografía, ellos caminaban y caminan sin cuartel el vicio de la persistente retórica nacional en materia de seguridad.
 
 

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