Conventilleros del conventillo electoral
Laura Etcharren
Socióloga e investigadora. Especialista en narcotráfico y organizaciones criminales.


Mientras los pre candidatos a Presidente se destrozan en sus internas y más allá de las mismas, el narcotráfico se constata.
Saben, los criminales, que no tienen a nadie serio enfrente.
Que la seguridad no se configura ni con lugares comunes, ni frases. Tampoco con reactividad.
Se escucha, en el territorio, que lo que vaya a pasar a nivel nacional no los moverá de su comodidad y que la palabra orden no es más que una expresión de deseo de un puñado de divagantes que no tienen la menor idea de lo compacto que hoy se encuentra el tejido delictivo. Una solidez a la que contribuyeron desde el despojo de las fronteras.
Todo es peligrosamente contradictorio.
Las conventilleras y conventilleros de la seguridad utilizan la etiqueta narco para justificar sus fracasos o bien, para denostar a su adversario. 
La lucha contra las drogas no es más que una excusa. No es un objetivo.
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Patricia Bullrich y Carolina Losada hacen campaña en Santa Fe con el caballito del narcotráfico. La campaña es interesante no por buena sino por contradictoria. Carolina dice que Maximiliano Pullaro "tuvo vínculos con el narco" y Patricia supo decir que trabajó con Pullaro "codo a codo" contra el delito cuando eran ministros. También la pre candidato a Gobernadora elogió, en su momento, la gestión de su ahora adversario. Quien se mantiene fuera del conventillo por lucidez efectiva y no jactancioso de gestión.
Los presos del Narcotráfico de Pullaro son los que Bullrich suma a su gestión. Como lo hizo con la droga que incautó la gestión Vidal/ Ritondo.
Carolina, que promete vivir en Santa Fe si es elegida Gobernadora e implementar medidas de tratamiento a criminales complejos que ya aplicó Pullaro y que desmanteló Perotti, no quiere que Google almacene frases y anuncios que la desacrediten. Y la Justicia Electoral de Santa Fe solicita el retiro del contenido "denigrante".
El pedido de la justicia electoral no la ayuda ni la beneficia a Losada. Por el contrario. La acota y reduce. La muestra insegura. Además de ser una contradicción, siendo ella una mujer que desacredita y descalifica para hacer "campaña política" de me dijo, le dije, le digo.
Un conventillo fabuloso del que también fue parte Luis Juez pero en Córdoba. Cuando dijo que la gente de Martín Llaryora "entregaba falopa" a cambio de votos y días después, ya asumida la derrota, salió a decir que lo iría a felicitar. 
Nadie sabe cuál es el verdadero Juez, si el de la etiqueta irresponsable o el de la felicitación. Solo queda claro que es un habitante más del conventillo electoral.
 Aparece en escena Luis Petri, segundo de Patricia. Petri supo ser un asesor de Julio Cobos cuando quería ser Presidente y trabajó con Bullrich en el Imaginario Sin Cuartel.
Petri, bajo la mirada de Bullrich, astuta y audaz, cuestiona a Gerardo Morales por el caos en Jujuy.
Pero Petri, que se llena la boca en exceso con la palabra orden, desconoce el aparato que maneja Milagro Sala. Y seguramente tampoco sepa que los cambios en el Ministerio de Seguridad de la provincia no fueron funcionales a la seguridad. Entonces, Luis, se despacha a través de la red social Twitter y Gerardo cae en la trampa de las explicaciones. En la inocencia del después del 13 de agosto. La ilusión de trabajar juntos.
Olvida, Morales, que cuando Bullrich fue Ministro de Seguridad Nacional, él tuvo que crear el Grupo Operativo de Fronteras porque además de haber reducido la Secretaría de Fronteras a Subsecretaria, los vaciaron de más Gendarmes.
Por su parte Bullrich también cuestiona a Horacio Rodríguez Larreta. 
Una ternura de la ex Ministro de Seguridad. No sólo hizo campaña en ellos sino que cuando estuvo al frente de la cartera de seguridad, vendió bastiones del narcotráfico de la ciudad como “barrios seguros”. Igual que Elisa Carrió. La otra habitante del conventillo. 
La que te etiqueta de narco hasta por las dudas. La que aún busca a la beluga. 
A la que también la hidrovía le quedó grande. Como a Patricia y a Aníbal.
No obstante, en algo coinciden las fórmulas de cambiemos. Que es en el nuevo manoseo.


 Como no les bastó con reventar a las Fuerzas Federales en su uso y abuso, especialmente de Gendamería, elevando sus niveles de corrupción sin llegar a lo estructural, ahora van por las Fuerzas Armadas. Como si más fuerzas de seguridad fuesen una garantía de más seguridad.
Marchen militares a Rosario. Así se generan internas orgánicas entre la policía de la provincia, las fuerzas federales y las fuerzas armadas.
La sobreactuación es poesía para el delito.Agradecimiento y reverencias.
En un spot de campaña se la observa a Patricia conduciendo un auto de carrera. Pisa el acelerado arrasando, como la marabunta, con todo lo que encuentra a su paso. Todo lo que le molesta. Todo lo que la puede recortar en su mirada autárquica y distorsionada de orden.
Horacio, en su moderación, se queda un poco atrás dentro del esquema del conventillo. Tener bastiones del narcotráfico en la ciudad no es una buena carta de presentación pero también es cierto que con la desfederalización, el sur de la ciudad no se transformó en un enclave narcocriminal. Por lo menos, no hasta ahora.
En relación a Massa, es el único que al menos, en el año 2015, tenía un programa de seguridad ajustado a la realidad de entonces. Con una clara mirada de la seguridad ampliada y una decisión política de trabajo. Pero hasta el momento se desconoce si el equipo de Masssa siguió las mutaciones del narcotráfico y si su programa se agiornó. Si el mismo entra en las márgenes de Unión por la Patria. Un espacio que a nivel nacional fue tan reactivo y escenográfico como el de Cambiemos entre 2015/2019. Además de negador y constructor, en su momento, del estado de sensación.
Un espacio que supo acunar el versito monono de la droga enfriada. Sin tiros y sin muertos.
De ser Massa, el cuidado debe estar puesto más en la jactancia de saberlo todo.
O de ser Grabois, habrá que cuidar que no configure, como hizo Frederic, un romance de justificación delictiva. Aunque Grabois, es más sensato más allá de sus exabruptos conventilleros en los que todos suelen cae por excesos mediáticos.
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Por el lado de los liberales, también hay conventillo. 
Liberales arrepentidos que buscaron un lugarcito en cualquier espacio con tal de garantizarse minutos en la pantalla chica.
Milei, el candidato, ve en algunas vertientes del delito complejo una economía de mercado y busca vender órganos. Su mirada es tan absurda como sieniestra. No vale más que estas escasas líneas.
Luego tenemos a Schiaretti. El gobernador de Córdoba. Con una ciudad que llega a concentrar, en algunos barrios, 20 puntos de venta de drogas.
Llaryora vende a la ciudad como la panacea cuando la transformaron en un enclave del Narcotráfico durante la pandemia por no haber articulado debidamente a la Fuerza Policial Antinarcotráfico dentro del programa de Seguridad Ciudadana más allá de la dependencia de la Fuerza del Ministerio Público Fiscal.
Schiaretti no quiere que un porteño les vaya a dar cátedra a Córdoba pero él sí pretende darle cátedra al resto de los Gobernadores hablando de la expansión del modelo cordobés. Un modelo degradado, por la misma gestión, en seguridad y narco. Un modelo que considera que la clave es la iluminación, la creación de una policía municipal, militares repartidos y de todo recurso con uniforme que simule seguridad escenográfica.
Lo cierto es, que ninguno de los candidatos nacionales, da señal alguna de un viraje proactivo. Solo un muestrario de ideas de fuerza que en gestión terminarán en meras reacciones. Nadie se atreve, o a nadie le interesa porque no vende, ir por la matriz subterránea del narcotráfico abordando las 3 dimensiones fundamentales:
  • Servicio Penitenciario.
  • Financieras/Lavado de activos.
  • Aduana.
Los conventilleros del conventillo electoral tienen también un brazo conventillero mediático. Como el de algunos periodistas que al mejor estilo Pichetto homologan territorios nacionales con internacionales. Como la periodista que habló de Sinaloa y preguntó, a su vez, quién era el intendente de Villa Lugano. O los que hablan del Conurbano Profundo sin saber que no hay ninguna profundidad sino un enclave dividido en círculos y triángulos criminales.
O como los periodistas que quieren asemejar al Conurbano con Rosario cuando en el primero la droga es el fin y en el segundo la droga es el medio. Cuando en el primero el delito se construyó desde lo institucional y en el segundo desde lo marginal hacia arriba.
El panorama es malo y se proyecta negativo. De hecho, al año 2027, se estima que habrá al menos dos nuevas mutaciones del narcotráfico si no se establece un programa de trabajo real y no una telenovela de ingreso con "metra".
Los cuatro próximos años son claves para que los gobernadores comprometidos que hacen más por sus territorios que nación, ajusten más sus matrices de lucha. Esos gobernadores, especialmente del norte, que no temen en enviar a sus policías a cuidar la frontera para salvaguardar a sus territorios y con ello, proteger la seguridad interior.  
Anexo mientras el conventillo le da anomia al narco: Quién es "la inmaculada"
Argentina es uno de los principales países consumidores de cocaína.

Absorbe la producción de los 3 países. Bolivia. Perú y Colombia. En el orden mencionado. 

La cocaína de Bolivia y Perú es adquirida en frontera con un nivel de pureza negociable. En cambio, la cocaína colombiana es la máxima pureza que se consigue a 5 mil dólares en la frontera norte. Un precio que puede llegar a los 5500 dólares y que se eleva a medida que se distribuye por el país conforme a la cantidad de postas (controles) que se atraviesan. Sea por vacíos, o por la no detección de la sustancia por parte de las fuerzas encargadas de llevar adelante los controles en rutas, calles y caminos. 

Fuentes de la investigación revelan que el trato en la frontera es sencillo porque las redes del narcotráfico tienen realizada la inteligencia debida. Es decir, los narcos le hacen inteligencia a las fuerzas federales bajo el conocimiento de cientos de kilómetros de frontera seca y fluvial sin patrullajes preventivos e insuficiente cantidad de recursos de seguridad.

La cocaína colombiana es llamada, por los distribuidores en los barrios: "la inmaculada". Su rebaje o corte es considerado un pecado. 

Los distribuidores y compradores de la misma, una vez atravesadas las postas, buscan justamente conservar su pureza. Y la estructura de consumo si bien no es masiva, es lo suficientemente rentable porque circula, por lo general, en círculos económicos exclusivos.

"La inmaculada" tiene una logística de distribución mucho más cuidada que la de Perú y Bolivia, y por eso es menos detectada. 

En Argentina, la investigación criminal, es deficitaria y la necesidad voyeur es tan elevada que los mercaderes de cocaína mutan constantemente sus métodos.

Podrán observar, los lectores, que nunca se halla cocaína "enfriada". Siempre es marihuana.

"La inmaculada" ingresa gruesamente por el NOA desde el año 2018 con poca capacidad de triangulación por el NEA.




 

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