Apuntes para el último año de Cristina, que no puede elegir heredero
Claudio Chiaruttini
Politólogo y destacado periodista.


En horas más, comienza uno de los años más importantes en la historia argentina. Uno en que la elección presidencial y decenas de votaciones distritales decidirán si el kirchnerismo es una etapa superada o si se ha convertido en una nueva fuerza política que disputará la primacía en el poder, como a comienzos del siglo XX hizo la Unión Cívica Radical sobre los conservadores y, más tarde, el peronismo y el llamado “partido militar” (aunque estos últimos por la fuerza).

Entre los analistas oficialistas, en sus resúmenes de fin de año, no se deja de citar una supuesta lista de “éxitos” del Gobierno que van desde la declaración del default sin supuestas consecuencias hasta haber frenado la escapada del blue con operativos policiales, pasando por el “Ahora 12”, los proyectos oficiales aprobados sin tropiezo en el Congreso y la “recuperación” de las reservas con yuanes conversos, préstamos franceses y dólares que no se pueden girar por orden del juez Thomas Griesa.

Para la prensa ultrakirchnerista, los empresarios “tiemblan” ante el descabezamiento de la Secretaría de Inteligencia por que pueden conocerse sus secretos (como si no los supiera el Gobierno), sudan frío al pensar cómo harán para financiar la campaña de Sergio Massa, Daniel Scioli o Mauricio Macri para arrasar al kirchnerismo, sin que el “secreto” sea revelado; se mofan del supuestos fracaso para convencer a los holdouts de venderle la deuda o especulan sobre supuestas movidas desestabilizantes a realizar en el verano, o a mediados de años, o antes de las elecciones, o alguna vez.

Es un mundo cuasiperfecto, donde el kirchnerismo está a 7 puntos de ganar las elecciones (aunque no tiene candidato puro propio), todas las variables macroeconómicas están controladas, lo malo es culpa de afuera, lo bueno es obra del “modelo” y donde el 2015 aparece como una fiesta de cumpleaños para un Gobierno que cumplió 11 años y medio en el poder.

Pero la visión del 2015 fuera del “paraíso kirchnerista” es muy diferente y hay 10 situaciones y hechos que, irremediablemente, se van a producir, afectando el panorama político, electoral, socioeconómico e institucional en un año electoral. Ellos son:

   1. En 2015 habrá más recesión. Los cálculos más positivos hablan de una caída del 0% del PBI, los más pesimistas hablan de hasta 4 puntos de merma. En el fondo, el futuro Presidente de la Nación encontrará un sector productivo con más de 20 o 25 meses de recesión, uno de los períodos de desplome de la producción en la historia argentina.

   2. Se mantendrá el atraso cambiario, lo que implica que la Argentina seguirá con profundos problemas de competitividad que el futuro Presidente de la Nación deberá resolver si se soluciona con una gran devaluación o con una política de minidevaluaciones administradas, decisión que tendrá un impacto u otro sobre el entramado exportador y productivo.

   3. La restricción de divisas se mantendrá otro año más. El oficialismo apuesta a un nuevo acuerdo con las cerealeras en la segunda mitad de 2015 para recuperar dólares, buscarán destrabar el swap que se negoció hace dos meses con Rusia, se volverá a insistir con un préstamo contingente con Brasil y con el Banco de Basilea y algún que otro maquillaje más.

   4. El fracaso de la operación de colocación, recompra y canje de deuda que tuvo Axel Kicillof hace pocos días confirma que no hay financiamiento externo para la Argentina, aunque la tasa que se ofrezca sea tres o cuatro veces mayor que otros países de la región. Lo peor es que este escenario puede extenderse a los privados, que tendrán grandes problemas para obtener crédito externo.

   5. Los mismos que apostaban hace dos meses que habría acuerdo con los holdouts en Enero, hoy apuestan a que no habrá negociaciones ni aunque caiga la Clausula Rufo. En realidad, sólo Cristina Fernández sabe si habrá o no negociación en New York. Si la hubiera, no va a ser ni corta ni sencilla. Tendrá en vilo al mercado durante semana (y, de esta forma, también se “tapa” la campaña electoral y se mantiene el control de la agenda).

   6. No hay datos que permitan esperar que baje la inflación. Puede que por efecto de la recesión los precios no crezcan al ritmo de 2014, pero será a cambio de un inmenso sacrificio de rentabilidad por parte del sector privado, repitiendo el modelo de los últimos años, donde el ajuste lo hacen los privados y el sector público gasta sin control.

   7. El cuadro de más recesión, atraso cambiario, restricción de divisas, falta de financiamiento externo e inflación alta tendrá su correlato en una suba en la desocupación, mayor pobreza e indigencia. Más allá de que el Gobierno no informa sobre muchas de estas variables sociales, otros indicadores confirman la destrucción de puestos de trabajo y el aumento de la solicitud de asistencia social.

   8. Como ostenta en su etapa final el cristinismo, el ingreso del Estado en todas las actividades y en todos los sectores económicos y sociales se mantendrá durante todo el 2015. Desde la reelección Cristina Fernández ha expresado la idea de “Más Estado” como una política central de Gobierno, que profundizará en su último año en el poder.   

   9. Si en 2014, el Gobierno hizo un esfuerzo enorme por controlar la agenda de los medios, en 2015 se multiplicarán los esfuerzos. Desde la nueva forma de “cadena nacional” a las 20 horas, hasta la compra de los pocos medios opositores que quedaban en el mercado, confirma que el kirchnerismo no sólo quiere imponer los temas que la opinión pública comenta, sino también, en el sentido que a la Casa Rosada la interesa.

   10. Por fin, en 2015, Cristina Fernández intentará mantener el control del Congreso de la Nación. El año que termina, el kirchnerismo fue una “aspiradora” de votos y una “aplanadora” para imponer proyectos de Ley. La oposición, totalmente inerme, sólo pudo hacer pataleos menores, cuando no fueron cómplices en la aprobación de muchas leyes. Por ser el último en el poder, la agenda de la Presidente de la Nación será muy dura y compleja y la intentará imponer por todos los medios.

Esta lista de certezas muestra que el 2015 será un 2014 potenciado. Si a comienzos de este año se pensaba que Cristina Fernández comenzaría a mostrar los signos del “síndrome de pato rengo”, lejos estuvo ese escenario de ser real. La capacidad del cristinismo para construir imagen, poder, mística, discurso y control de agenda opacó a una oposición que cree que con tibiezas y pinceladas políticas lograrán dejar y superar al kirchnerismo.

Desde 1930, pocos son los ejemplos de un gobierno constitucional cediendo el poder a otro gobierno constitucional (Raúl Ricardo Alfonsín a Carlos Saúl Menem, Carlos Saúl Menem a Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde a Néstor Kirchner y Néstor Kirchner a Cristina Fernández. Sólo 5 ejemplos). Salvo en los casos del pase del riojano al radical ex Jefe de Gobierno porteño y del pase del santacruceño a su esposa, todo el resto de los Presidentes de la Nación lo hicieron antes de tiempo o con debilidad política extrema.

Cristina Fernández llega al 2015 con poca imagen positiva, con un poco más de imagen de gestión, cansada, con múltiples problemas de salud, complicado escenario judicial, desgaste por tanto tiempo en el poder y sin posibilidad de elegir un “heredero”. Sin embargo, lejos está de encontrarse derrotada. Quienes crean que la campaña electoral o la elección serán sencillas, se equivocan. La Presidente de la Nación intentará ser la protagonista principal de la contienda, buscará plebiscitar los 12 años de kirchnerismo y de retener el máximo de poder posible. Será una batalla política como nunca antes se vivió en la Argentina.
 

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