Suicidios cuestionados
Eloy Soneyra
Doctor en Psicología de la Universidad de Belgrano
especializado en Calidad y Factor Humano. Es autor y editor de libros como:
“Gerencia y Excelencia, Calidad de la A a la Z” (el primer diccionario
enciclopédico de la calidad y la gerencia en el Mundo), “Autodiagnóstico de la
Gestión empresaria” (primer sistema cuantificado con las Bases del Premio
Nacional a la Calidad). Director Ejecutivo del Estudio Soneyra, organismo
destinado a la Psicología Aplicada a la Clínica y a asesorar a personas de
empresas sobre Calidad y Factor Humano. Mención especial, Concurso
Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de
su Nacimiento (1810-2010).
Existen en el pasado político argentino distintos casos que a poco de
conocerse no fueron calificados de
suicidio por la ciudadanía, que hoy se pregunta si el caso del fiscal Alberto Nisman,
no será un caso más semejante a los siguientes casos que el país conoció.
El 9 de abril de 1953 los diarios
anunciaron la muerte del Juan Duarte, a su lado había un revolver bala calibre 38, cerrándose la causa por
suicidio. Pero una autopsia cumplida
años más tarde desmintió esa versión, estableciendo
que la cabeza del suicida había sido atravesada por una bala calibre 45,
por un tiro hecho a distancia y no por
abocamiento del arma sobre la sien
El 13 de diciembre de 1990 el brigadier Rodolfo Echegoyen es encontrado muerto por su yerno y sus
hijos en el estudio donde trabajaba, muerte que la justicia cerró como suicidio,
pero reabierta años más tarde determinóque la causa de defunciónfue homicidio sin establecer su
vinculación con su investigación sobre tráfico de drogas. .
El 25 de
agosto de 1998, el capitán de navío retirado, Horacio Estrada persona, vinculada a la causa de venta ilegal de armas a Ecuador,
aparece muerto, encuadrándose el hecho judicialmente como suicidio, producto de un disparo concretado con la mano
derecha, sin tener en cuenta que el occiso era zurdo y además fueron robados
importantes documentos antes de avisar de su muerte.
El 4 de
noviembre de 1998, apareció colgado
de una antena cercana a la Ciudad Universitaria el empresario Marcelo Cattáneo, procesado por el
juez Adolfo Bagnasco por ser señalado como uno de los que supuestamente
repartió las coimas del caso IBM-Banco Nación. Su cuerpo pendía de una
soga de nailon y en su boca había un recorte de diario con una nota sobre el
tema. La reconstrucción del hecho determinó que muy difícilmente atendiendo a
los nudos a realizar por el suicida podía colocarse la soga al cuello, teniendo
los anteojos colocados. Sin embargo se cerró la causa como suicidio.
En los
casos relatados las causas de las
muertes con el tiempo fueron encuadradas
judicialmente en forma opuesta pasando de suicidio si, a suicidio no.
Sentencias que hacen recordar de José Hernández, éste diálogo de Martin Fierro
con Cruz: “Hacéte amigo del juez, no le
des de que quejarse, que siempre es bueno tener, palenque de ande rascarse”Encuadre
que Roberto J. Payró en su libro Pago Chico, describe con enfoque parecido
diciendo: “el gobierno de la provincia
nombraba miembros de la municipalidad, comandantes militares, jueces de paz y
comisarios de policía, encargados de administrarle los legisladores a su imagen
y semejanza que habían de mantenerlo en el poder.”Encuadre
que no hace bien a la República al afectar la credibilidad de los poderes republicanos
en defensa de los derechos inalienables a la vida, la libertad, la propiedad y
la búsqueda de la felicidad. Visión concordante con la ciudadanía del Mundo,
que por distintos medios señala su
consternación ante la muerte del fiscal que con su investigación del caso
AMIA, involucraba de manera contundente
el hacer del Poder Ejecutivo y algunos de sus adláteres.
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