Populismo: Una pandemia cultural
Jeremías Morlandi

Economía (UBA). Asesor financiero. Responsabilidad Social Empresaria en RM Holding Funds.



En su libro "La Razón Populista", Ernesto Laclau le da entidad al populismo y lo retira de ese lugar marginado que supo tener. Lo eleva y reivindica como el único camino que tiene el pueblo de verdaderamente llegar al poder.
 
Si bien este sociólogo ha sido la base del populismo kirchnerista, en América Latina y, sobretodo, en Argentina ha habido muestras de ese populismo demagógico desde mucho antes y a lo largo de nuestra historia. Aun así, luego de 12 años, podemos afirmar que la postal populista argentina se encuentra en el Kirchnerismo. Es un modelo político estatal recaudatorio que ha construido su poder desde el Estado y con la caja del Estado con las características claras del populismo más rancio.
 
"Yo me enfrente a mi partido porque combati la Convertibilidad y a Cavallo" dijo fervorosa, en un discurso presidencial, Cristina Fernández de Kirchner. "Para mi, Cavallo es el cuadro político de nuestro tiempo. Defendemos la Convertibilidad porque es un freno a la política del financiamiento mediante emisión monetaria" se le oye decir a la misma Cristina en una entrevista del año 2000.
Es que el populismo se caracteriza, en primer lugar, por querer reescribir la propia historia para poder mostrar que siempre estuvieron en el mismo lugar, al lado del pueblo defendiendolo de sus enemigos. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Con que Cristina nos quedamos?
 
El populismo se caracteriza, además, por el facilismo, que es la necesidad de resolver todo en el momento pensando en el corto plazo - o quizás en la elección más próxima- y ni por asomo considerar el largo plazo. Es así que, dotados de este facilismo populista, el gobierno kirchnerista ha optado por emparchar la economía, sin pensar que cuando el adhesivo del parche ya no sea efectivo dejará un daño aún peor. Encontramos los mejores ejemplos en el cepo al dólar, las tibias medidas para un sector agropecuario donde el pequeño y mediano productor  agonizan y el cierre de las importaciones.
 
Mariano Grondona afirma que " El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica". Esta afirmación, que algunos podrían tildar de amarillista, es la base de la política social del Kirchnerismo. Nadie puede discutir la importancia de los planes sociales ya que no puede desconocerse la satisfacción de las necesidades básicas de las clases más bajas. Sin embargo, esta es una medida que debe ser provisoria y que debe ser abandonada en el largo plazo al generar el Estado herramientas para la generación de empleo genuino. El kirchnerismo no ha hecho tal cosa, sino que, después de 12 años de gobierno, la pobreza ha alcanzado el 25% y se han creado condiciones más que adversas para la generación de empleo teniendo el Estado que hacer frente a la creación de empleo creando así un déficit que los más pobres pagarán con inflación.
 
Se ha destruido en la Argentina la cultura del trabajo afectando de manera grosera a las próximas generaciones. Sólo el trabajo dignifica y libera a la gente de este Estado elefantiásico que lo tiene de rehén. Y si hay rehenes del populismo, son las clases bajas argentinas, ya que la Asignación Universal por Hijo no está impuesta por ley, librando sus aumentos a meras medidas electoralistas y amenazas clientelares de la mano de punteros políticos. Esta situación produce una nueva característica del gobernante populista: El mesianismo. El partido que gobierna le dio al pueblo estos beneficios, solo él puede mantenerlos. Se instaura al partido gobernante como un salvador de la patria mediante la implantación del miedo en la sociedad y el rencor al identificar a los “enemigos del pueblo”- Sociedad Rural, medios de comunicación, países extranjeros, gobernantes anteriores- que deben ser detenidos por cualquier medio.
 
Considerando al populismo como una verdadera pandemia cultural, debo expresar mi escepticismo en la finalización de este modelo. Si la Era K termina en octubre de este año ¿significa que se terminará el populismo? o si, por el contrario ¿La contaminación cultural habrá sido tan profunda que no bastará solo con un cambio de gobierno? Y más importante: ¿el populismo terminara así gane cualquiera de los candidatos opositores o terminaremos eligiendo una versión más joven y renovada del populismo actual?
 
 

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