Aumentos
Alejandro Cánepa
Periodista agropecuario. Titular de www.agro-noticias.com.


Es una verdad de perogrullo que Argentina tiene un potencial enorme por su capacidad productiva. Con algunos vaivenes, los últimos años el mundo le ha ofrecido precios inmejorables, que el país podría haber aprovechado para generar divisas y aumentar así la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, lo que aumenta son los costos y los impuestos para el productor, mientras éste se va para abajo.        
Con respecto a la cuestión tributaria, parece que los reclamos del sector durante el año pasado y la advertencia de que muchos productores podrían llegar al quebranto quedaron en el olvido para las autoridades provinciales.  Después de las mieles de las elecciones, Buenos Aires y Santa Fe blanquearon sus intenciones de aumentar los impuestos.    
Luego de negar los rumores de suba, el gobierno bonaerense admitió que se está evaluando un aumento para atender algunas problemáticas sociales. Enseguida, CARBAP salió al cruce mediante un comunicado que expresa que “se intenta justificar la suba con el falso argumento de aplicarlo para mejorar la seguridad de los bonaerenses, otro relato más que se cae solo ya que a la fecha se ha subejecutado de manera importante el presupuesto asignado al área”.  La entidad regional aclara además que “los productores bonaerenses todavía no terminaron de percibir los incrementos de este año y ya se está pergeñando un incremento más”.          
Por lo pronto, la iniciativa se está discutiendo en comisiones y no tiene aún estado parlamentario. En tanto, el gobernador santafesino Antonio Bonfatti envió a la legislatura el proyecto presupuesto 2014 que prevé recursos totales estimados en $53.800 millones y gastos por $53.600 millones. Además, el plan contempla un fuerte retoque impositivo que impactaría fundamentalmente sobre el impuesto inmobiliario rural que sufrirá un aumento promedio del 25%, a pesar de que antes de las elecciones el gobernador aseguró que no habría aumentos. El ministro de economía provincial, Angel Sciara, detalló que las modificaciones tributarias se explican por “la necesidad de armonizar y actualizar tributos”.
Curiosamente, la armonización de las provincias cuestan siempre el desequilibrio financiero del sector productivo. Aunque lo cierto es que éste no es el único que sufre. Los consumidores también tienen - y mucho- de qué quejarse. Un alimento de la canasta básica como el pan, por citar sólo un ejemplo, amenazó esta semana con subir a $26 el kilo. En efecto, aunque ahora bajó muy fuertemente el precio del trigo, los panaderos sostienen que el kilo de pan podría sufrir un nuevo incremento por el incumplimiento de la promesa de la Secretaría de Comercio Interior, que no facilitó el acceso a la materia prima a un valor más económico. Incluso la misma Federación Panaderil de la Provincia de Buenos Aires confesó que “nadie recibe la bolsa de harina a $250 como se habían comprometido desde el gobierno”.       
Es imposible hablar de precios sin mencionar a Guillermo Moreno. Y el problema no es ese, ya que es lógico, si hablamos de consumo. El problema es que también cuando se habla de producción se lo menciona. Y aquí no sólo no es lógico, sino que el funcionario no entiende la lógica más básica, que sostiene que cuando la oferta es inferior a la demanda los precios suben. Así de simple. Tal vez, él y el resto de los funcionarios, se den cuenta cuando la escasez de productores le cueste al país demasiado caro.
 

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