¿Hacia dónde va la economía de América Latina?
Martín Simonetta
Es Director Ejecutivo de Fundación Atlas para una Sociedad
Libre. Profesor titular de Economía Política I en UCES) y de Economía en Cámara Argentina de Comercio. Autor
de diversas obras. Fue elegido "Joven Sobresaliente de la Argentina
2004" (The Outstanding Young Person of Argentina-TOYP) por Junior Chamber
International y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), habiendo obtenido la
mención "Animarse a Más" por parte de PepsiCo. Recibió diversos
reconocimientos tales como la beca British Chevening Scholarship para
desarrollar investigaciones en Gran Bretaña (British Council, la Embajada
Británica y la Fundación Antorchas,1999). Miembro del Instituto de Política Económica de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Académicamente es Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del
Salvador, Buenos Aires) y Magister en Política Económica Internacional
(Universidad de Belgrano), habiendo realizado un Posgrado en Psicología
Positiva (Fundación Foro para la Salud Mental). Ha desarrollado el programa
"Think Tank MBA" en el marco de Atlas Economic Research Foundation
(Fairfax, Virginia, y New York, NY, 2013).
Contacto: msimonetta@atlas.org.ar / Twitter: @martinsimonetta
Una buena porción de los países de América Latina
experimenta un interesante momento económico, en un contexto de muy buenos
precios internacionales de los commodities agropecuarios y no agropecuarios, y
con interesantes procesos de estabilidad institucional y crecimiento económico
en muchos de los países de la región.
Entre ellos, se destaca la performance de Brasil, país
que –más allá de algunos problemas que enfrenta en el corto plazo- ha
experimentado un muy interesante crecimiento económico en las últimas dos
décadas, lo que ha permitido que unos 40 millones de sus 200 millones de
habitantes hayan salido de la pobreza y hayan pasado a integrar la clase media
de aquella nación. Es considerado como parte de los BRICS (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica), países caracterizados por poseer un gran territorio
y población. Pensemos que de cada 10 latinoamericanos, uno es brasileño para
darnos una idea de la relevancia poblacional de este enorme país.
Asimismo, se destaca en la región otra voluminosa
economía como lo es México, la cual experimenta un crecimiento sostenido
traccionado por el motor de los Estados Unidos. México, a través del NAFTA
(North American Free Trade Agreement – Acuerdo de Libre Comercio de América del
Norte), ha logrado integrarse exitosamente a las economías de los Estados
Unidos y Canadá. Asimismo, experimenta una muy interesante continuidad
institucional y previsibilidad económica a pesar de los cambios de gobierno.
Muchos analistas señalan a México –un país con 110 millones de habitantes- como
una “China en el patio trasero de los Estados Unidos”, con mayor cercanía
geográfica y menores costos de transporte. Recordemos que una fuerte migración
ha caracterizado a la demografía mexicana y, en la actualidad, la comunidad de
mexicano-americanos (inmigrantes o descendientes de inmigrantes mexicanos en
los Estados Unidos) alcanza los 30 millones de personas, es decir que
representa un diez por ciento de los 300 millones de habitantes de los Estados
Unidos.
Otros países –aunque de menor tamaño económico- que
experimentan un muy interesante crecimiento en América Latina son Colombia
-país que ha desactivado la bomba del narcotráfico y sus implicancias
institucionales, Perú –que ha logrado alcanza una continuidad institucional y
previsibilidad económica a pesar de los cambios de colores de sus gobiernos- y
Chile, quien se consolida como uno de los primeros países latinoamericanos en
experimentar profundas y exitosas reformas económicas. El Pacífico, fuertemente
integrado a la pujante economía asiática, parece ser el motor de crecimiento de
la región y del mundo.
Pero como comenzábamos señalando, la buena tendencia de
la demanda de alimentos –como consecuencia de un fuerte crecimiento de la
población mundial- afecta positivamente a los países productores como
consecuencia del incremento de los precios internacionales de commodities
agropecuarios. Tal es el caso de la soja, producto que –como sabemos- beneficia
a economías como la de Argentina. Para nuestro país el complejo sojero
representa uno de cada cuatro dólares que exporta.
En síntesis, en un contexto de crecimiento sin
precedentes de la población mundial –en 1980 éramos 4.000 millones de personas
en el planeta y ya hemos superado los 7.000 millones- los alimentos y la
energía son un insumo clave que América Latina puede proveer y está proveyendo.
El gran desafío de la región es no sólo ofrecer materias primas sino, a través
de períodos más largos de previsibilidad institucional, capitalizar su enorme
ventaja agregando valor a este insumos clave para el planeta.
Publicado en Diario26: http://www.diario26.com.ar/index.php?p=notadetalle&idNota=188147
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