Las indicaciones de Francisco y Bachelet
Luis Salmain

Comisión de Economía de la UCEDE.



(Comentarios sobre nota de La Nación del 15-3-14)
 
Considero que en la nota están presentes los motivos y conceptos que marcan nuestro proceso de decadencia como país en los últimos 80 años. Trataré de seguir el  mismo orden de las reflexiones de la nota.
 
En primer término se destacan algunos “destellos de lucidez” de parte del kirchnerismo en el proceso de declinación que registra. Dichos destellos “habrían permitido frenar la pérdida de reservas, anclar el dólar y aquietar expectativas inflacionarias”. Entiendo que nada de eso responde a ningún signo de madurez sino que son manotones de ahogado para tratar de tapar el cielo con las manos. La pérdida de reservas y el valor del dólar son variables que el gobierno ha deteriorado con su accionar y la única forma de aquietar las expectativas inflacionarias será seguir un plan que incluya no continuar falsificando moneda en forma vergonzosa, como lo ha estado haciendo hasta ahora.
 
Continúa la nota asignándole a dos viajes presidenciales un  “giro a la sensatez”. Se trata de las reuniones  de Cristina con el papa Francisco y con Michelle Bachelet en Chile.  Ambos compartirían con Cristina “la apelación al pueblo y a la justicia distributiva como fuente última de legitimidad”.  Realmente no comparto el optimismo que algunos tienen sobre los efectos de estas giras “diplomáticas” donde las ideas de visitantes y visitados se transmitirían como por ósmosis y, fruto de esas reuniones, sonrisas, agasajos y mutuas felicitaciones, surgiera algo positivo, o por lo menos distinto, que cambie los problemas  que se desarrollan en sus respectivos países.
 
Más adelante se afirma que Francisco lanza “una lapidaria crítica al neoliberalismo”, condenando el  “consumismo y la indiferencia hacia los pobres” y el empeño de Bachelet (de inspiración similar) hacia un Chile “diferente y mucho más justo”  y que no desdeña la experiencia argentina (?).
 
Finalmente se admite que Francisco y Bachelet pudieran ser considerados  populistas y también de izquierda pero  “quizás un populismo racional y una izquierda aggiornada marquen la tendencia”.  Y se remata con: “de las indicaciones de Francisco y Bachelet, que son amigos (?),  hay que extraer las herramientas para un país mejor”.
 
Como digo al comienzo, continuar en el camino que lleva la Argentina en los últimos 80 años y esperar que por insistir en la aplicación de un populismo racional o una izquierda aggiornada vayamos a torcer la profunda decadencia en que seguimos embarcados, es absolutamente inútil.
 
Existe un orden económico y social basado en la libertad del individuo que, además de sus bases académicas expresadas por filósofos, pensadores, escritores, premios Nobel, economistas, catedráticos, etc.  tuvo experiencias notablemente positivas como el sistema aplicado en la Alemania de posguerra que llevó a ese país, destrozado física y moralmente por la contienda, a un resurgimiento que en menos de diez años lo llevó a estar en los primeros lugares del mundo.
 
Asimismo, ya está cerca de cumplirse el 20º año en que se publica el Índice de Libertad Económica (Heritage Foundation y Wall Street Journal).  La libertad económica es el derecho fundamental de todo ser humano a controlar su propio trabajo y propiedad. En una sociedad con economía libre los individuos son libres para trabajar, producir, consumir e invertir en la manera que les plazca. En sociedades con economía libre el gobierno permite la libre contratación de trabajo y el movimiento libre de capitales y bienes y garantiza la libre competencia.
 
Este índice confirma que la libertad promueve mayor prosperidad. Documenta la relación directa entre libertad económica y una serie objetivos sociales y económicos. Demuestra que la libertad está fuertemente asociada con sociedades más sanas, mejoras en el medioambiente, mayor ingreso per cápita, mayor desarrollo humano, vigencia de la democracia y eliminación de la pobreza. Lamentablemente la Argentina se ubica en el puesto 160, sobre un total de 177 países, en la penosa categoría de Reprimido.
 
En resumen, tanto en el área teórica como ante la evidencia empírica,  no es cierto que haya que extraer las herramientas para un país mejor a partir de populismos y/o izquierdas aggiornadas que no funcionaron, no funcionan ni funcionarán, aunque sean promovidos por personas con inmejorables intenciones.
 

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