Macri y Alberdi
Carlos Mira
Periodista. Abogado. Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
El presidente Macri ha
apostado a la firma de convenios sectoriales, poco menos que actividad por
actividad para poner la economía a trabajar. Cree que replicando los acuerdos
que se firmaron por Vaca Muerta -que es de por sí una actividad muy particular-
en otros sectores podrá finalmente destrabar las regulaciones que impiden
avanzar.
Se trata de una concepción
más aggiornada y abierta de lo que conocimos hasta ahora, pero en definitiva,
más de lo mismo.
La gran revolución mundial
de la productividad, del abaratamiento de los costos, de la producción masiva
de bienes y de sacar de la pobreza literalmente a cientos de millones de
personas no se basó en una idea como esa. Casi al contrario, lo que los grandes
maestros de la sabiduría económica enseñaron es que el progreso se produce allí
donde hay un orden jurídico general, extendido y abarcativo de la sociedad
toda, dentro del cual las personas pueden progresar como resultado de su
interacción virtuosa y de una interdependencia que agrega valor a la economía,
con la menor cantidad de excepciones posibles y, también, con la menor
intervención posible del Estado, se materialice ésta por la vía involucrarse
directamente en lo que no sea su estricto deber de administrar el patrimonio
común o bien por la vía de una carga impositiva desmedida.
En resumen, el progreso ha acontecido allí donde la ley es bien
general, con cantidad de excepciones mínimas, donde el Estado no interviene y
donde los impuestos son bajos.
La Argentina, desde que el populismo la absorbió, hizo todo lo contrario: construyó regímenes jurídicos ad hoc (como el gusta decir el Rey del Populismo -el peronismo-, “por rama de actividad”), se alejó de la ley general -o generó al lado de ésta innumerables excepciones para defender distintas clases de intereses-, incrementó la intervención directa del Estado en la economía y subió la presión impositiva a tasas insoportables.
El resultado ha sido la
creación de una maraña legal incomprensible, costosísima, que duplica
controles, trámites, ventanillas; que genera gastos innecesarios que aumentan
los costos de producción y que aleja al más entusiasta del incentivo de iniciar
alguna actividad productiva.
La intención de desandar
ese camino por la vía de alcanzar acuerdos por sector no va a solucionar el
problema. Es posible que salgamos de los extremos de extravío a los que hemos
llegado, pero por ese camino no se iniciará un círculo de progreso.
Paralelamente, en el caso
particular de la Argentina de hoy, se agrega el hecho de que cualquier
movimiento financiero que combine bien las altas tasas en pesos y la quietud
del dólar quintuplica el rendimiento de cualquier actividad de la economía real
con un décimo de sus preocupaciones.
El gobierno debería volver a las fuentes del progreso e iniciar una actividad derogatoria de leyes y reglamentos que maniatan la energía productiva argentina creando un cúmulo de contradicciones que se han ido acumulando, como capas geológicas, a través de los años y que hoy tornan prácticamente imposible trabajar.
Hoy en día la mayoría de
los balances de las empresas defienden la rentabilidad a partir de la actividad
financiera pero no de la generación de bienes o servicios. Generar bienes o
servicios está castigado en la Argentina: bajo el rollo populista de alzar las
banderas contra la patria financiera, lo que han construido es precisamente
eso: gente que huye de la producción (bombardeada por reglas, amenazas,
impuestos, estatutos, legislaciones especiales que llevan los costos al cielo)
y se guarece en la timba que está menos regulada y es menos riesgosa.
Los adalides de la defensa de los trabajadores han fulminado a los
trabajadores. Por la vía de crear un orden legal denso, caro, lleno de
excepciones y condicionamientos, han logrado que las empresas no tomen
empleados o directamente cierren sus puertas, perseguidas por un costo
imbancable.
El gobierno debería volver
a leer el “Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina según
su Constitución de 1853”, de Juan Bautista Alberdi y allí tendía en una obra
simple y de asombrosa actualidad la solución a los problemas que enfrenta la
economía.
El gran aporte de la única
filosofía que le ha sido útil a la humanidad en términos de sacarla de un lugar
peor para llevarla a un lugar mejor en cualquiera de los ítems en que esa
condición se quiera medir -el liberalismo- ha sido eliminar la característica
medieval de lo que hoy llamaríamos “estatutos laborales por rama de actividad”
y reemplazar toda esa bosta por una ley igual y pareja para todos, frente a la
cual todos eran iguales y dentro de la cual todos podían llegar a ser distintos
y convivir en las diferencias. Ese ha sido el secreto para sacar al mundo de un
promedio de vida de 40 años y llevarlo a más del doble; de eliminar
enfermedades completas de la faz de la Tierra, de permitir el acceso a enseres
de confort antes reservados a los palacios (y a veces ni siquiera) a enormes
masas de personas que comenzaron a vivir bien por primera vez en 5000 años… Ese
ha sido el secreto que creó el automóvil y la Coca Cola, el jean y la Internet;
Facebook y el hombre en la Luna; el iPhone y la penicilina; el agua potable y
Netflix.
Quizás para la Argentina ya sea un hecho semi-revolucionario
lograr que el mundo sindical acepte algunas flexibilizaciones a través de más
legislación ad hoc por actividad. Pero el presidente sabe que los países que
progresaron no progresaron así. La fórmula del progreso robusto, llamador de
inversiones y multiplicador de la afluencia es simple: leyes generales con casi
ninguna excepción, pocos impuestos, baja intervención estatal y gasto
controlado. No hay otra. Todo lo demás es maquillaje; “fulbito para la
tribuna”, pero nada de eso resultará efectivo.
El presidente debe leer a Alberdi
urgentemente. Que alguien en un gesto que todo el país le agradecería le regale
un ejemplar de “Las Bases” y otro de “Sistema Económico y Rentístico”. Macri se
dará cuenta que todo es más fácil de lo que parece: no deberá inventar nada,
todo lo que necesita para dar vuelta al país como una media lo encontrará allí.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!